Todo lo que necesitas saber sobre el autismo en niños
Dentro del conjunto de trastornos infantiles más frecuentes que existen, nos encontramos con el autismo. Este se identifica por el hecho de que afecta directamente a la comunicación del pequeño, ya sea verbal o no verbal, así como a su capacidad de interacción social y al comportamiento.
Es más frecuente en niños que en niñas y según los estudios 1-2 de cada 1.000 personas sufren este problema en el mundo. Por esa circunstancia, es necesario conocer a fondo qué es, qué lo causa o cómo se manifiesta.
Causas del autismo
Aún existen muchas teorías y divergencias respecto a qué elementos o situaciones originan este trastorno infantil. No obstante, se considera que existen varias causas como:
- Factores de tipo genético.
- Deficiencias de clase cognitiva.
- Anormalidades cromosómicas.
Síntomas del autismo
Numerosas son las señales que indican que un niño sufre autismo. Por eso, los padres y los doctores que crean que un niño tiene ese trastorno se fijarán en síntomas como los que mostramos a continuación:
- Una irracional insistencia a la hora de seguir ciertas rutinas, que las desarrolla teniendo en cuenta hasta el mínimo detalle.
- Manifiesta una total y absoluta incapacidad tanto para la imitación como para la imaginación.
- Otro de los síntomas más habituales del autismo es que el pequeño no es capaz de poder reconocer ni identificar los sentimientos en el resto de personas.
- Muestra dificultades notables a la hora de poder comunicarse, ya sea de forma verbal o no verbal.
- Se caracteriza por una total ausencia de juego social.
- Se “obsesiona” y preocupa de manera irracional y persistente por objetos.
- En ocasiones puede parecer sordo, pues no se inmuta con los sonidos.
- Suele evitar el contacto visual con otras personas, no mira a los ojos.
- No le gusta que le toquen, de ahí que suela evitar el contacto físico.
Tratamiento para el autismo
Es fundamental que se tenga claro que el autismo es un trastorno que no tiene cura. No obstante, eso no impide que deba tratarse. Y es que esta será la manera de que los pequeños desarrollen sus habilidades lo máximo posible y reduzcan al mínimo los anteriormente mencionados síntomas. De ahí que lo habitual es que reciban la pertinente terapia (comportamental, educacional, del habla, ocupacional…), pero eso sí de manera absolutamente personalizada, adaptada a sus necesidades y características específicas. Con esa actuación psicológica, lo que se persigue fundamentalmente es que los niños logren los siguientes objetivos:
- Disminuir lo máximo posible los comportamientos repetitivos que realizan casi de manera compulsiva.
- Conseguir que se sientan más seguros a todos los niveles.
- Que aprendan no sólo a jugar con los demás sino también a tomar conciencia de las normas sociales.
- Que se comuniquen de la manera más correcta posible con las personas que le dan forma a su entorno.
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