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LA BUENA SOCIEDAD

Pura Raza baila en Palacio

Esta tarde noche Louis Vuitton celebra en el Castillo de Bellver de Palma una de las cenas de gala más imponentes que hemos visto y disfrutado. Me lo cuenta por lo bajini alguien de la organización de la cena espectáculo que comienza a las 19.00 horas y a la que estoy invitado. Estoy muy agradecido a la Casa Francesa y al Grupo LVMH por haber contado conmigo para que disfrute una vez más del savoir faire de los profesionales del lujo de verdad, que desde que desembarcaron en la isla supieron captar nuestra alma.

La inauguración se celebró a lo grande, con una puesta en escena espectacular, en la casa que el artista Fabrizio Plessi y su esposa Carla tenían en Mallorca. En realidad se celebró en el estudio del maestro, pegado a la primitiva casa de piedra dura que había restaurado el matrimonio con el mayor respeto a su historia y, por tanto, a la nuestra. La mesa fue también obra del veneciano, de madera oscura, muy larga, cruzada de norte a sur por un río de oro fundido, en realidad una más de sus intervenciones en videoarte que le vinculan a la casa Vuitton desde hace años y al máximo nivel.

Fueron ellos los que animaron a Pietro Beccari, chairman y CEO de la firma francesa, para que se instalaran en Palma con una de sus tiendas. La inauguración de ese espacio y la celebración posterior quedará para siempre en nuestro recuerdo como uno de los homenajes a la moda más elegantes que hemos vivido. Imagino que esta noche en el Castillo de Bellver viviremos algo muy similar e igual de exclusivo. Mañana les cuento todo, estén seguros.

Espectáculo flamenco de Pura Raza en el patio de Can Vivot.

Cambio de tercio y paso de castillo a palacio. Aquí sé que muchos de mis amigos pondrán el grito en el cielo. Tranquilidad. Imagino que los condes de Zavellá al leer la frase con la que abro, y que de por sí es ya un titular sofisticado, se alterarán un poco. En Mallorca, la nobleza de cuna, de las más antiguas y prestigiosas de Europa -ahí podría dar una conferencia sin necesidad de prepáramela- jamás ha definido sus casas como palacios, aceptando implícitamente que sólo el Rey y los obispos disponen de ellos dada su dignidad. No todo edificio grande tiene derecho a llamarse palacio puesto que para serlo ha de cumplir funciones muy específicas y en Mallorca de siempre se denominaron Casals.

Lo que les quería comentar, la realidad se impone y hay que admitir que en Palma, y gracias al cuidado de la nobleza y alta burguesía, las grandes casas siguen en pie. Conozco bastantes castillos centroeuropeos, italianos y franceses, y qué quieren que les diga, me quedo con los nuestros. Pocos han sido abiertos al público siendo todavía la residencia de sus propietarios, algo que no ocurre en casi ninguna otra parte del mundo. Abrirlos y sacar un beneficio económico que ayude a mantener viva la casa y sus enseres históricos es algo que se hace en todas partes y los condes de Zavellá han seguido como ejemplo, para que su casa, la que habitan y la que representan como familia histórica, siga en pie muchos siglos más.

Los asistentes disfrutando del espectáculo en una de las salas de Can Vivot.

El matrimonio ha decidido crear un cofunding para que los amantes del arte y la historia les ayuden a restaurar partes de la casa que lo necesitan urgentemente. También están dando visibilidad a la gran obra de arte que es abriéndola para eventos selectos que son de su interés. Un hecho que demuestra iniciativa y nos da las señales de por dónde irá el futuro de la casa noble mallorquina por excelencia. A mí no hay nada que me guste más que pasear a un noble europeo por los casals y possessions, porque se quedan muertos, descolocados, al ver la riqueza que se conserva todavía hoy, pienso que por milagro. Les cuento esto porque me sirve de entrada del eventazo que acto seguido leerán. Si no están hasta el gorro de mí, claro. ¡Qué duro es vivir en un palazzo! Voy.

Pura Raza inauguró en Can Vivot Una experiencia de palacio: flamenco, gastronomía y 700 años de historia en el corazón de Palma, una propuesta cultural y sensorial única, un proyecto que lleva años emocionando a locales y visitantes con experiencias que mezclan el arte flamenco, la mejor gastronomía y la magia de espacios históricos. Esta vez, el escenario no podía ser más especial: Can Vivot, uno de los palacios privados más antiguos y emblemáticos de Palma.

Uno de los salones del casal de Can Vivot.

Con más de 700 años de historia, Can Vivot es un tesoro escondido en pleno centro de la capital balear en la calle Can Zavellá. Entre sus muros han transcurrido siglos de vida nobiliaria y hasta el Rey Alfonso XIII pernoctó en sus estancias. Ahora, este enclave con alma propia abrirá sus puertas de manera exclusiva para ofrecer una experiencia que promete convertirse en todo un referente.

La gran velada comenzó con una visita guiada por los rincones más singulares del casal, descubriendo patios, galerías y estancias que mantienen intacto su legado arquitectónico. Es un viaje íntimo al pasado, donde cada piedra y cada mueble cuentan una historia.

Tras la visita, el patio principal se transformó en un espacio para los sentidos. Se sirvió un cóctel con productos locales: sobrasada de Mallorca, tablas de quesos artesanos, jamón ibérico cortado al momento, coca de trempó casera y las irresistibles gildas mallorquinas. Todo maridado con vinos de las Bodegas José Luis Ferrer, una de las más legendarias de Binissalem.

Como broche final, el patio de Can Vivot fue el escenario perfecto para el concierto flamenco en vivo, con el talento de guitarristas y bailaoras con el alma sobre el escenario. Un espectáculo auténtico, donde la pasión del flamenco se funde con la historia y el entorno, creando un momento inolvidable. ¡Qué bonito todo! Por cierto, la convocatoria fue espléndida.