El origen es lo de menos

Después de haberse quitado de encima, vulgar pero claramente hablando, a todo lo que oliera a mallorquín, empezando por el mismísimo ex presidente Monti Galmés, sin olvidar a Cesar Mota, José León y una larga lista de desterrados, desde la planta noble de Son Moix tratan de vender como un hito y parte de su política de club, la presencia de «nueve jugadores mallorquines» que no son tales, sino siete, ya que Leo Román es ibicenco y Jan Salas catalán, nacido en Sabadell. Mateu, Antonio Sánchez, Abdón, Sergi Darder, David López, Marc Domenech y Javi Llabrés, completan la lista que, a falta de calidad contrastada, salvo alguna excepción, exhibe partida de nacimiento. Ni los «Cinco Magníficos» eran todos de Zaragoza, ni los «Siete» de la película, mejicanos.
El fútbol de base no tiene por qué ser necesaria y totalmente nativo. La afición seguro que prefiere a nueve titulares indiscutibles, sean de la región que sean. El Real Madrid ha sido subcampeón de liga y Copa con apenas tres o cuatro madrileños. Pero sin acudir a ejemplos ajenos, el Mallorca sacó del filial a futbolistas llegados desde el otro lado del Mediterráneo: Fernando Niño, Leo Franco, Diego Tristán, Luque, Paco Higuera y otros muchos que dieron lustre y sello internacional a la plantilla y al club. Lamentablemente la productividad de Son Bibiloni hace tiempo que ha menguado en proporción directa al desinterés que despierta. En aquellas etapas trabajan muchas y más horas y, eso si, navegaban menos por las webs y ciertas redes sociales. Una prueba más del total desconocimiento de sus tareas.
Caben comparaciones si tiramos de memoria y anotamos los nombres de quienes estuvieron al frente de la Ciudad Deportiva: Joan Serra, Damiá Amer, Marcos Martín de la Fuente, Toni Prats…..No hace falta añadir más. El mallorquinismo, señores Díaz, Ortells y súbditos varios, no se lleva en el documento de identidad de los jugadores y carece de ideología, es, como dice el soniquete, «un sentimiento que se lleva muy adentro».