ENTREVISTA A ESTHER ROMERO, DIRECTORA DE CÁRITAS MALLORCA

«La covid ha dificultado nuestra esencia, estar cerca de la gente, pero no hemos dejado de atender»

"Hemos destinado 125.300 euros a ayudas para el alquiler porque hay una verdadera emergencia habitacional"

"La sociedad mallorquina se ha volcado con Cáritas en tiempos de covid pero necesitamos voluntarios jóvenes"

"El poder de Cáritas reside en que nosotros estamos en toda Mallorca a través de las parroquias"

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Esther Romero, directora de Cáritas Mallorca.
Mar del Valle
  • Mar del Valle
  • Portadista, editora y redactora de OKBaleares. Antes, periodista en EL MUNDO Baleares durante 19 años.

Esther Romero (Ibiza, 1982) rezuma el ADN de Cáritas por los cuatro costados a pesar de llevar apenas siete meses al frente de esta organización en Mallorca. Su entrega, entusiasmo y compromiso con los más desfavorecidos aflora a los pocos minutos de la entrevista. No en vano, esta licenciada en Pedagogía ha pasado nueve años como misionera en Perú junto a su marido y sus hijos.

Pregunta.- ¿Qué balance hace de Cáritas Mallorca ahora que la entidad ha cumplido 60 años?

Respuesta.- Yo me he incorporado este año, pero con lo que llevo como directora y lo que sé por la gente que trabaja aquí, en estos 60 años la presencia de Cáritas ha sido constante en todo momento en las épocas de más crisis, como ahora con la pandemia o en 2008, y en los momentos de bonanza. La entidad se ha involucrado sobre todo en la defensa de los derechos humanos, para que cualquier persona que convive en nuestra sociedad pueda acceder a ellos. Esta ha sido la mayor preocupación de Cáritas Mallorca, ayudando a aquellos que se quedan fuera de poder adquirir esos derechos como el resto. Y ahí es donde estamos nosotros, con nuestros fondos propios, con colaboraciones, con la Administración de una u otra forma, atendiendo a todos.

P.- ¿Ha sido esta pandemia lo más duro a lo que se han enfrentado?

R.- La pandemia nos ha hecho recordar muy de cerca la crisis de 2008. Es verdad que es diferente porque 2008 reflejó una situación traumática por el tema de los desahucios para las familias y sus consecuencias psicológicas, el índice de suicidios… Pero, ¿qué ocurría en el año 2008? Que no era una crisis sanitaria. Los voluntarios podían estar cerca de las personas. Ahora, el covid ha obligado a mantener un distanciamiento social que ha venido a dificultar nuestra esencia, que es la proximidad con nuestra gente, el estar cerca.  Además, la mayoría de nuestros voluntarios son de un perfil de edad avanzada. Había que velar por proteger su salud e insistirles en que debían quedarse en casa, y al mismo tiempo, ver cómo preparar y articular todo para poder atender a las personas necesitadas a través de llamadas telefónicas y on line. Nos hemos tenido que ir adaptando. A nivel de avalancha de necesidades, en 2008 hubo muchísima necesidad y ahora, fruto de la pandemia, también ha habido muchísima.

P.- Habrá supuesto mucho desgaste para trabajadores, voluntarios…

R.- Sí, pero en Cáritas siempre ha habido atención, hemos permanecido siempre abiertos. Nuestros centros de distribución de alimentos han estado abiertos con cita previa para no provocar que hubiese aglomeraciones de gente. Pero aquí hemos estado todo este tiempo atendiendo. Y lo hemos hecho con una dificultad grande, con todo el tema del teletrabajo y la plantilla mínima necesaria para atender. Al tratarse de una emergencia sanitaria, no hemos podido estar cerca de la gente. Nosotros hacemos muchísimas actividades comunitarias y todo esto se canceló, no se paró. Ahora empezábamos a volver de forma presencial, con muchísima alegría por parte de las trabajadoras sociales y las técnicas, pero con la llegada de ómicron volvemos a estar con la incertidumbre. Es una pena porque precisamente nosotros tenemos centros y lugares para crear momentos de encuentro.

P.- Nunca antes se habían visto tanta colas del hambre.

R.- Estas colas del hambre responden a necesidades que hasta ahora estaban resueltas pero que con la pandemia se han agravado. Mucha gente que antes podía llegar a fin de mes y nunca había acudido a una entidad social a pedir ayuda, se ha encontrado que en esta crisis sanitaria no ha podido trabajar ni conseguir ingresos por culpa del confinamiento, no ha podido pagar el alquiler… En definitiva, muchas personas no han podido cubrir necesidades básicas que antes, aunque fuera a duras penas y con trabajos extra, podían. El problema del acceso a la vivienda es un asunto muy preocupante y desde Cáritas hemos destinado 125.300 euros a ayudas para el alquiler porque hay una verdadera emergencia habitacional. También hemos ayudado con 30.464 euros a familias que sufren pobreza energética.

P.- Entonces, ¿cree que el acceso a una vivienda y el precio de la luz son algunos de los problemas más graves con los que se encuentran muchos usuarios de Cáritas?

R.- El tema laboral nos preocupa muchísimo y trabajamos para insertar laboralmente y ofrecer a todos las mismas oportunidades en el mercado laboral. Lo hacemos por medio de nuestros talleres laborales, el taller de juguetes que lanzamos, la campaña de recogida de juguetes, el taller de bicicletas en Inca… Desde luego que el trabajo siempre va a dar una estabilidad, pero ahora nos encontramos con personas que tienen un trabajo estable, pero que no llegan a final de mes pagando el alquiler, la luz y los gastos de alimentación e higiene, gastos que toda familia tiene. Este es el principal problema ahora mismo, el que nos estamos encontrando.

P.- ¿Está la sociedad mallorquina comprometida con los más desfavorecidos y con Cáritas?

R.- Sin duda, está muy comprometida y eso lo hemos visto siempre. Desde Cáritas podemos dar gracias, y no nos cansaremos de darlas, porque a nivel personal y de empresas son muchos los que se acercan para colaborar. Y también es cierto que son tantos los gastos que tenemos en ayudas que las donaciones nunca llegan a suplir todos los gastos que conllevan los programas que tenemos. De ahí esa ayuda que pedimos a la administración para poder hacer frente a todas las actividades que realizamos. Pero la sociedad mallorquina en tiempos de covid se ha volcado con Cáritas, llamándonos para interesarse por hacer voluntariado. De hecho, en pandemia ha habido un aumento de voluntarios más jóvenes.

P.- ¿Cuántos voluntarios tiene Cáritas ahora mismo?

R.- Ahora hay 622 voluntarios.

P.- Y dice que el perfil del voluntario ha cambiado porque hay gente más joven.

R.-A raíz de que en esta pandemia tuviésemos que proteger a los voluntarios más mayores, sí hubo un acercamiento por parte de más voluntariado joven. Y queremos ir hacia ese perfil porque el 79% de nuestros voluntarios son mujeres y el 49% son mayores de 65 años. No obstante, el voluntario mayor es un perfil precioso. Su entrega es absoluta y tiene toda una carga de experiencia increíble porque tanto está con un colectivo de personas mayores, como repartiendo alimentos o dando un taller para aprender castellano . Es un voluntariado fidelísimo a Cáritas, que siente Cáritas por todos sus poros, pero es un voluntariado también. De ahí nuestra apuesta por acercar también Cáritas a los jóvenes.

P.- ¿A qué se dedican los voluntarios más jóvenes?

R.- Tenemos una variedad de actividades, tenemos formación. Todo el tema del plan de empleo con talleres prelaborales donde trabajamos para insertar laboralmente a personas que están exclusión. Los voluntarios pueden participar en cualquiera de las fases de cada uno de nuestros programas. Tenemos una empresa de inserción, la que lleva el tema de la ropa usada, de la economía circular, tiendas de ropa de segunda mano…

P.- Entonces, Cáritas abarca una gran cantidad de actividades que muchas veces no se conocen.

R.- Así es, parece que Cáritas se limita a los alimentos o la ropa, pero hay detrás una gran cantidad de actividades y al voluntario se le ofrecen todas ellas, las relacionadas con personas mayores, con infancia, tenemos una ludoteca en Santa Brígida, talleres diversos, formaciones específicas, una de ellas con un certificado de profesionalidad en electricidad. Ahora, por ejemplo, tenemos muchísima necesidad de talleres de alfabetización, talleres de castellano, talleres para los recién llegados y después de este tiempo de pandemia, esta necesidad se ha acentuado.

P.- ¿Y qué papel desempeñan las parroquias?

R.- El poder de Cáritas reside en que nosotros estamos en toda Mallorca a través de las parroquias. Nuestro poder son los grupos de acción social de la parroquia, allí están los voluntarios, allí está la actividad.

P.- ¿Cree que la sociedad valora la labor que hace la Iglesia a través de Cáritas?

Por un lado, me remito a que nuestras últimas formaciones y captaciones de voluntarios, es decir, gente que sin hacer una campaña de captación se acerca a nuestras puertas, es grande. Por otro, están las aportaciones tanto económicas como en especie. Se ve una generosidad fruto de una marca como Cáritas. Y yo creo que todo ciudadano identifica Cáritas con la Iglesia y sabe que detrás está la Iglesia. El obispo Sebastià Taltavull está preocupadísimo por el tema social en su diócesis y la verdad es que no hemos hecho más que encontrar su apoyo en todo, a todos los niveles. Ahora mismo ha habido una campaña para nuestros compañeros de La Palma y él mismo, aparte de la campaña que lanzaba a Cáritas, ha hecho que se pasen colectas en la Iglesia por ese motivo. Yo creo que ahora mismo la sociedad mallorquina sí que sabe que Cáritas es Iglesia y muchos confían en ella.

P.- ¿Qué es lo que más dona la gente?

R.- Tenemos convenios con empresas de distinta temática que para nosotros es un tema fundamental. Tenemos convenios con Eroski, Mercadona, supermercados que nos facilitan todo el tema de alimentación para nuestros centros de distribución de alimentos. El otro día firmamos un convenio de colaboración con la Sociedad Hotelera, tenemos otro con una empresa de dentistas, con el CESAG… porque las necesidades son tantas y tan variadas. La gente colabora y participa con Cáritas, cada uno desde aquello que puede hacer.

P.- Y en esta situación actual, ¿qué es lo que más necesita Cáritas, con más urgencia?

R.- Nosotros necesitamos voluntarios que vengan con ganas porque son tanto los frentes que tenemos abiertos ahora mismo… Y voluntarios jóvenes que nos ayuden a trasladar y compartir la esencia de Cáritas a través de las redes sociales. Por otro lado, el tema económico es muy necesario. No hay convenio con la Administración que cubra el coste entero de nuestros programas. Cáritas atiende, acompaña y hace un seguimiento de cada una de las personas que nos llegan a través de nuestros puntos de atención en todas las parroquias. Y eso tiene un coste, claro, y a todos los niveles.

P.- ¿En qué consiste la campaña de Navidad de este año?

R.- La campaña navideña de este año se llama Esta Navidad, cada portal importa. Hablábamos de la necesidad y la problemática que se está generando por culpa del acceso a la vivienda en nuestra sociedad actual, que marca una pobreza importante. Por eso, esta Navidad Cáritas quiere decir que cada portal, cada familia, cada persona que vive cerca de nosotros importa. Y también lanzar a toda la sociedad el mensaje de que cada portal de cada parroquia, de cada punto de acogida y atención de Cáritas está abierto a todos aquellos que tengan alguna necesidad y quieran venir, quieran hablar con nosotros, quieran que les ayudemos.

 

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