Una exposición callejera en Zaragoza recuerda el terror de ETA tras la ignominia de Bildu: «¡Canallas!»
La exposición 'La voz de las manos blancas' estará hasta el 17 de mayo en el paseo Independencia de Zaragoza
Es itinerante y está realizada por la Fundación Miguel Ángel Blanco
Este miércoles se ha inaugurado en Zaragoza, la exposición callejera La voz de las manos blancas, en reconocimiento a la lucha por el Estado de Derecho de los españoles y de las víctimas que acarreo plantar cara a la banda terrorista ETA, sembradora de miedo, sangre y dolor durante décadas en nuestro país, y que tiene como emblema las manos en alto de millones de españoles hartos del chantaje y la coacción de los asesinos.
La muestra itinerante es obra de la Fundación Miguel Ángel Blanco y estará presente desde el 17 de abril hasta el 12 de mayo en Zaragoza, como reconocimiento a la tenacidad de la sociedad. En la inauguración de la exposición sobre las víctimas de ETA en Zaragoza, ha asistido la hermana de Miguel Ángel Blanco, Marimar, acompañada de la alcaldesa de Zaragoza, Natalia Chueca. Ambas han incidido en la importancia de llegar «a toda la ciudadanía» ante el «blanqueamiento de Bildu, los herederos de ETA».
Zaragoza no olvida
Hemos inaugurado la exposición “La Voz de las Manos Blancas”, un homenaje a Miguel Ángel Blanco y a todas las víctimas del terrorismo.
Somos responsables de recordar la historia para que no se vuelva a repetir. Estaremos siempre del lado de las víctimas del… pic.twitter.com/B4MfKpl1Sc
— Natalia Chueca (@ChuecaNatalia) April 17, 2024
OKDIARIO ha querido estar presente en esta exposición y ha preguntado a los curiosos que se acercaban a la muestra, sobre el pasado del terrorismo de ETA, sobre todo, a la luz de las últimas declaraciones del candidato de EH Bildu a lehendakari, Pello Otxandiano, en una entrevista en la cadena Ser, en la que fue incapaz de considerar a ETA como una banda terrorista.
Exposición sobre ETA en Zaragoza
A lo largo del paseo de Independencia, la exposición fotográfica recrea la lucha de la sociedad civil por hacer frente a la banda terrorista ETA, que también dejó su huella sangrienta en Zaragoza, con los atentados de la casa cuartel, la iglesia de San Juan de los Panetes o el vil asesinato a quemarropa del presidente del PP, Manuel Giménez Abad.
«Me ha parecido conmovedora la exposición», nos expresa un comisario de policía ya jubilado, que vivió «los años duros»: «Estoy emocionado en estos momentos».
«Son unos hijos de su madre», nos espeta otro visitante, quien rehuye hacer más declaraciones. «Son unos canallas», nos relata otra persona en silla de ruedas.
En la muestra, nos hemos encontrado fácilmente con testigos de atentados sufridos en Zaragoza, como el de San Juan de los Panetes, aquel 30 de enero de 1987. «Yo iba en un autobús cuando vi cómo se levantaba el autobús que atacó una bomba de ETA en San Juan de los Panetes, en un principio pensamos que era una bomba de butano, pero luego, al llegar al trabajo, pusimos la radio y nos enteramos que había sido ETA», relata otro viandante.
«Viví en esa época todos los terrorismos de ETA. Además tuve un hermano militar, que casi muere en el atentado que pasó en la Iglesia de San Juan de los Panetes, cerca de aquí, en la plaza del Pilar», nos relata otro zaragozano, «yo diría a las personas que apoyan un Gobierno de esta gente, que no lo hicieran, que para eso están las urnas».
«Pilar Alegría debería estar cogiendo barbos a la orilla de su pueblo, en lugar de estar de ministra en el Gobierno de España», nos contesta con espontaneidad otro señor que contempla la muestra fotográfica: «El PSOE sin Bildu no son nadie, si quitan a Bildu, desaparecen».
Los jóvenes en la exposición
Entre las miradas curiosas, también se encuentra la de una joven quien reconoce no conocer qué supuso el terrorismo de ETA, e incluso dubitea si considerarla como banda terrorista: «Los jóvenes no se paran a ver estas cosas. Los jóvenes están con lo de Franco, pero tampoco saben ni quién era».
«Yo creo que falta un poco de información y a la hora de estudiar la historia, llegar al momento más actual como ETA, porque en historia de ahora yo no tengo una opinión, porque no lo he dado nunca», reconoce una joven de 27 años, que contempla las fotografías de la exposición sin entender bien la trascendencia que tuvo.
«Puede ser que sea culpa mía, pero es general porque en los colegios y universidades dan pinceladas», continúa evidenciando que en las generaciones más jóvenes el olvido de la historia reciente está haciendo un daño irreparable en la salud democrática.
La joven habla en estos términos de la banda criminal: «Todos sabemos que no fue una buena organización, y que hizo cosas malas, pero tampoco nos hemos metido mucho en el tema, ni lo hemos estudiado ni tratado». Sobre Bildu y su posible representación en el País Vasco, su respuesta es clara, demoledora: «De eso no tengo ni idea, de verdad que en el tema de la política, me echo a un lado, porque no me parece que me represente nadie».
«Nos están mercadeando, nos usan como quieren. Se han olvidado las víctimas, los daños, se ha olvidado todo. La gente más pequeña no estudia estas cosas, ni se interesa, creo que están tan aborrecidos por cómo se gestiona todo que no tienen ni interés ni lo quieren saber, somos rebaño», expresa otra visitante, dando en el clavo de lo que pasa con nuestros jóvenes, el sistema educativo y la saturación mediática.
«Son unos canallas, por lo que hicieron y siguen haciendo, aunque digan que ETA ya no existe, han sido unos canallas. Lo que está pasando ahora en las elecciones vascas, y de Otegi, con EH Bildu, son un grupo de terroristas de ETA, y aunque digan que están en democracia no me lo creo que estén», nos relata otro chico, que contempla la exposición desde su silla de ruedas.
«Yo había estado precisamente días antes justamente donde asesinaron a Miguel Ángel Blanco, es a la única manifestación que he ido en toda mi vida, y tengo ochenta y cuatro años. Por eso, me ha llamado la atención esta muestra, porque lo que hicieron con Miguel Ángel Blanco no tiene palabras, fue inhumano», recuerda una señora.
Hemos de advertir que no hemos seleccionado a las personas que hemos preguntado. Unos tras otros, estos viandantes nos han ido relatando y mostrando la evidencia por la que atraviesa España. Una España cansada, silenciada, que necesita verdad, la verdad fotográfica de unos hechos infalibles que resisten a cualquier propaganda.
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