El precio de la luz y los apagones casi matan a un vecino de Sevilla que duerme con máquina de oxígeno

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Borja Jiménez

José María Vega, Pepín para los amigos, es un hombre de 90 años que tiene que estar conectado a una máquina de oxígeno para dormir. Vive en Palmete, un humilde barrio de Sevilla que, además de sufrir más que nadie el aumento del precio de la luz, desde el pasado mes de junio los cortes eléctricos son cada vez más frecuentes. Sin embargo, la situación llegó al límite este verano, cuando, con cortes diarios de más de diez horas de duración, una noche Pepín despertó y, del mareo por la falta de oxígeno, se desplomó. Por suerte, sus vecinos le salvaron la vida.

«Hace dos años los cortes ya empeoraron muchísimo. Instalamos una sistema de alarma para que me avisara de los cortes de luz porque yo sabía que se le paraba la máquina de oxígeno, y tengo registrados todos los cortes de los últimos dos años», explica la nieta de Pepín, que ha decidido hace unas semanas llevarse a su abuelo a su casa, toda vez que cada noche era un nuevo riesgo para él. Uno de los cortes últimos, de hecho, casi matan a Pepín: «Cayó desorientado por la falta de oxígeno por la noche, y los vecinos tuvieron que ayudarlo», lamenta la nieta de José María.

«Yo sabía que se le paraba la máquina de oxígeno y tengo registrados todos los cortes de los últimos dos años»

El Ayuntamiento socialista de Juan Espadas ha pasado olímpicamente de los requerimientos, no solo de la nieta de Pepín, sino de todo un barrio que no aguanta más. «Mi abuelo tampoco tiene la necesidad de tener esta situación, bastante ha trabajado para tener la casa que tiene». Y es que «es un barrio de gente bastante obrera», lamenta su nieta.

Tanto desde el Ayuntamiento como desde la distribuidora de electricidad les dicen que «las instalaciones están obsoletas». Por ello, ante la brutal subida de la luz, la nieta de Pepín se pregunta a dónde va a parar ese dinero de más que ingresan las arcas públicas.

Y es que aunque la okupación y los narcos son los principales causantes de estos apagones constantes, los vecinos no se explican por qué ellos, que tienen todas sus facturas «al día», tienen que verse afectados. «Nosotros pagamos impuestos. Como todos. ¿Que hay okupas? Aquí y en otras partes. ¿Hay plantaciones? Sí. Aquí en otras partes», explica la nieta de José María, que lamenta que para su abuelo la subida de la luz ha sido del 50%.

«¿El dinero que estamos pagando de más con la subida de la luz a dónde va? En mejorar nuestras infraestructuras, al menos, no», continúa esta joven, que lamenta la situación porque «nadie nos ayuda».

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