Andalucía

Un año del cierre fronterizo Melilla-Marruecos: 252 delitos y 126 detenidos, el 66% menores de edad

Este último sábado se cumplía un año del cierre fronterizo entre Melilla y Marruecos por el Covid-19. En este periodo, la Guardia Civil ha registrado 252 actuaciones delictivas y ha detenido a 126 personas -84 de ellas menores de edad- por delitos relativos al tráfico de drogas.

El Instituto Armado alerta de la proliferación de nuevas vías para la entrada de mercancía ilegal a territorio español, como el uso de drones o el empleo de los desagües de las calzadas y el cauce de los arroyos para que sus corrientes trasladen la droga de un lado a otro de la frontera.

Los jóvenes y adolescentes menores de 18 años arrestados suponen el 66% de los detenidos, que «son utilizados con asiduidad para la recepción de la droga» que otras personas arrojan desde el lado marroquí hacia Melilla a través de la doble valla de seis metros de altura pensada para frenar la inmigración irregular.

Más de 200 kilos de hachís intervenidos

A las 06:00 horas del 13 de marzo de 2020, coincidiendo con la declaración del estado de alarma, se decretaba el cierre de las fronteras terrestres de España con Marruecos para prevenir la propagación del coronavirus.

Desde entonces, los agentes han intervenido un total 201 kilogramos de hachís, además de otros efectos como cocaína y psicotrópicos empleados con fines narcóticos.

La Comandancia de Melilla ha explicado que si bien la casuística delincuencial en el vallado fronterizo es diversa, el delito de tráfico de drogas del tipo hachís y sus derivados es el más asiduo y constante, aunque también se dan otros tipos de tráfico ilícitos como medicamentos.

Modus operandi

El portavoz policial ha explicado que el modus operandi que han usado para estas acciones consiste normalmente en aprovechar la oscuridad y lugares propicios con abundante arboleda o matorrales para la ocultación.

Así, ha detallado que el ‘volteo’ de la droga a través del vallado se realiza de forma coordinada, siendo el método habitual de enlace entre los lanzadores desde el lado marroquí y los receptores en el español, «la llamada telefónica» previa.

Sabedores del cerco establecido, ha añadido la citada fuente, los autores vigilan los movimientos de las patrullas de servicio y los modos de actuar, llegando a utilizar triquiñuelas como «movimientos sospechosos para atraer su atención» o el lanzamiento de «paquetes que contienen piedras» a modo de señuelos, y así desviar su atención y los recursos disponibles.

Al atardecer o durante la noche, a los paquetes les adosan «marcadores luminosos», similares a los utilizados en la pesca deportiva, para seguir su trazabilidad y no perder su rastro.

También han constatado en varias ocasiones la utilización de «drones» que transportan ocultos en mochilas o vehículos, a los cuales les adosan «un dispositivo de enganche y suelta de la mercancía». El portavoz ha subrayado que en una ocasión el dron se descontroló y llegó a impactar contra una vivienda, aunque el accidente no ocasionó daños personales ni materiales.