Un millonario japonés se paga 12 días de vacaciones en la Estación Espacial Internacional
Yusaku Maezawa, un excéntrico multimillonario japonés de 46 años, disfruta ya de 12 días de vacaciones a bordo de la Estación Espacial Internacional (ISS), a donde llegó ayer en un cohete ruso que despegó en el cosmódromo de Baikonur, en Kazajistán. En 2023 volverá de nuevo al espacio, pero en esa ocasión será de la mano de Elon Musk.
Maezawa, que incluso se ha llevado consigo a un asistente que responde al nombre de Yozo Hirano, protagoniza el nuevo intento de la industria aerospacial rusa por entrar en el negocio del turismo espacial, un sector en el que se le estaban adelantando los estadounidenses de SpaceX y Blue Origin. Los rusos de Roscosmos, no obstante, también cuentan con un socio de EEUU, Space Adventures, para esta empresa.
De madrugada, el millonario magnate de la moda por internet, su asistente y el cosmonauta Alexander Misurkin, que pilotó la nave Soyuz, dejaron su hotel con el sonido de una canción tradicional soviética que suele reproducirse para todos los cosmonautas antes del despegue.
«Los sueños se hacen realidad», tuiteó el millonario japonés el miércoles poco antes y, previamente, en una rueda de prensa dijo estar «tan ilusionado como un niño antes de una excursión con la escuela».
El cosmonauta Alexander Misurkin, piloto de la Soyuz en la que el turista llegó a la ISS explicó que sus compañeros tendrán un programa de trabajo cargado que incluye un torneo «amistoso» de bádminton.
El millonario se ha fijado 100 tareas para cumplir en el espacio y prevé documentar su estancia con videos publicados en su canal de YouTube.
Antes de la misión, Maezawa y su asistente se estuvieron preparando en la Ciudad de las Estrellas, una urbe construida cerca de Moscú en los años 1960 para formar a los cosmonautas. Actualmente hay siete personas a bordo de la ISS, entre ellas dos rusos y un japonés.
El último viaje de un turista nipón al espacio se remonta a 1990, cuando un periodista acudió a la estación soviética Mir.
El lucrativo sector de los vuelos privados espaciales está de moda gracias a los millonarios estadounidenses Elon Musk (SpaceX) y Jeff Bezos (Blue Origin), además del británico Richard Branson (Virgin Galactic).
En septiembre, SpaceX organizó un vuelo de tres días en órbita con una tripulación compuesta íntegramente por personas que no son astronautas. También prevé llevar a varios turistas a dar la vuelta a la Luna en 2023, entre ellos también figura Maezawa, que financia la operación.
Tras una década de interrupción, el vuelo de este miércoles marca el retorno al sector del turismo espacial de la agencia espacial rusa Roscosmos, aunque la industria aeroespacial del país esté minada por la corrupción y las dificultades técnicas y financieras.
En 2020, con la puesta en servicio de las cápsulas de SpaceX, Rusia perdió el monopolio de vuelos tripulados hacia la ISS y las decenas de millones de dólares que la NASA y otras agencias le pagaban por cada plaza a bordo de un Soyuz.
La misión con los dos japoneses está organizada por Roscosmos y su socio estadounidense Space Adventures. Entre 2001 y 2009, estas dos empresas ya habían enviado en ocho ocasiones a ricos empresarios al espacio.
Señal de la voluntad del sector espacial ruso de renovarse, Roscosmos envió en octubre un realizador y una actriz a la ISS para rodar el primer largometraje en órbita de la historia, adelantándose a un proyecto del actor estadounidense Tom Cruise.