Atención a los pies en verano: ocho consejos para que luzcan sanos y cuidados
Cuando llega el verano nos despojamos de nuestro calzado cerrado y debemos ponerle más atención que en invierno, sobre todo por el calor, la humedad y los lugares públicos, como piscinas, playas o baños, que podemos frecuentar.
Además de todo eso, también se ven más que nunca, así que también es conveniente que acudamos a hacernos la pedicura en un especialista que cuide de nuestros pies en esta época del año, cuando sufren las altas temperaturas y calzado que no nos protege tanto como los que usamos en invierno.
En este sentido, el Dr. Víctor Alfaro, jefe del servicio de Podología en Olympia, destaca que «con la llegada del verano y usamos muchísimo las chanclas, desprotegiendo y produciendo cambios en la marcha normal». Y es que, además, apunta, «el uso de chanclas excesivo puede producir algunas patologías como fascitis, tendinitis del tibial posterior, aquilea y dolencias de antepié, etc.». Eso sí, aconseja de forma insistente en el uso de chanclas cuando estamos en espacios públicos, ya que pueden ser un foco de contagio de «hongos o papilomas» que, más tarde, una vez contraídos son más incómodos y dolorosos.
En definitiva, estamos ante un momento delicado para nuestros pies porque están «sometidos a grandes esfuerzos y necesitan que les prestemos la debida atención en nuestras rutinas de higiene y cuidados». De modo que, si queremos unos pies sanos, es importante seguir las recomendaciones de Alfaro.
Ocho recomendaciones
1.- Usa calcetines de materiales naturales. «Para el calzado del día a día lo mejor es apostar por el algodón y evitar las fibras sintéticas que impiden una correcta transpiración. Ahora bien, para la práctica deportiva existen multitud de calcetines técnicos que incorporan diferentes tecnologías para mantener el pie seco», comenta el jefe del servicio de Podología en Olympia. También detalla que debemos hacer lo posible por «evitar las costuras muy marcadas que ejercen presión o roces sobre la piel».
2.- El calzado, cómodo y adaptado a nuestros pies. Es muy importante que el calzado tenga la sujeción suficiente si vamos a usarlo para caminar. O bien un calzado cerrado o bien un calzado que, aunque sea abierto, tenga algún mecanismo de sujeción del talón. Los calzados destalonados obligan a nuestros pies a hacer “dedos en garra” en cada paso aumentado significativamente tanto la tensión muscular generada en el pie, como la inestabilidad. En caso de tener que usar plantillas personalizadas, siempre aconsejamos que estas se prescriban y diseñen después de realizar un correcto estudio biomecánico. En la actualidad existen calzados abiertos que incorporan plantillas extraíbles para poderlas sustituir por las personalizadas.
3.- No abusar de las chanclas. Eso sí, explica que, a pesar de que es un momento idóneo para chanclas, lo mejor es no abusar de ellas. Con la llegada del verano y las altas temperaturas nos desprendemos del calzado cerrado y usamos excesivamente el uso de chanclas, «desprotegiendo y produciendo cambios en la marcha normal». Por otro lado, alerta de que con el uso de chanclas «pueden aparecer otras patologías como fascitis, tendinitis del tibial posterior, aquilea y dolencias de antepié… Con este tipo de calzado hay que tener especial cuidado con los traumatismos». En definitiva, «las chanclas son un calzado perfecto para protegernos de contagios de hongos o papilomas sobre todo los vestuarios o piscinas, pero en absoluto es un calzado diseñado para caminar».
4.- Atención: ¡No pisemos en cualquier lugar sin protección! Alfaro subraya que siempre debemos usar chanclas en lugares públicos húmedos como piscinas y duchas. «Ir con los pies descalzos en estos lugares multiplica el riesgo de contraer infecciones por hongos y papilomas plantares. Tampoco es recomendable compartir las herramientas para cortar las uñas, ni siquiera con otros miembros de la familia», señala.
5.- Presta atención al cuidado de los pies. La Quiropodia es el tratamiento mediante el cual el podólogo eliminará las callosidades y tratará los problemas de las uñas (uñas que se clavan, uñas que se engrosan, etc.). El especialista podólogo insiste en que «no debemos dejar que las uñas crezcan en exceso y córtalas siempre con forma recta/cuadrada para evitar que produzcan problemas al crecer». Y añade: «Conviene acudir al podólogo de forma periódica para mantener un correcto estado de nuestros pies».
Higiene, secado y mucha hidratación
6.- Hidratación máxima. Igual que nos ponemos cremas en el resto del cuerpo, también debemos hacerlo en nuestros pies. A diferencia de lo que se suele hacer en el resto del cuerpo, que es aplicar la hidratación después de la ducha por la mañana, lo ideal es hidratar los pies por la noche, antes de acostarnos. Y durante el día usar polvos secantes en caso de que el pie sude en exceso, con el objetivo de mantenerlo seco.
7.- Secar bien. También en verano el calor hace que haya más humedad en nuestros pies y, además, podemos tener restos de jabón. De modo que, según recomienda Alfaro, si no los secamos bien, «es posible que aparezcan hongos y bacterias, ya que el medio húmedo es muy propicio para ello». Así que lo ideal es poner «especial atención a los espacios entre los dedos y dediquemos un tiempo a dejar los pies bien secos antes de ponernos cualquier calzado».
8.- Asear tus pies a diario. «Mantener una correcta higiene e hidratación de los pies garantiza que nuestra piel actúe como una correcta barrera contra las infecciones». Es importante no abusar del uso de jabones, ya que el exceso puede dañar el manto ácido de la piel.