Pekín se hunde
Los viajeros saben que entre sus próximos viajes no puede faltar una visita a Venecia (Italia). Más que nada porque nunca se sabe si se podrá volver allí, ya que la ciudad se hunde lentamente cada año y es posible que las aguas acaben por ganarle la partida al suelo en un futuro. Lo que no sabíamos es que en China hay otra ciudad que también corre un serio peligro debido al hundimiento al que está siendo sometida: Pekín.
Nos hemos enterado de esta noticia gracias a Los Angeles Times, que se hacen eco de un estudio realizado por expertos de China, Alemania y España. Analizando datos tomadas por satélites, sensores de posición y estudiando cambios registrados en el nivel del terreno entre los años 2003 y 2011 han llegado a la conclusión de que Pekín se está hundiendo entre diez y ocho centímetros cada año (dependiendo de la zona), lo que supone “un peligro para la seguridad de la población y las infraestructuras urbanas”.
El hundimiento de Pekín se debe a la subsidencia, es decir, al hundimiento progresivo de la superficie del terreno como consecuencia de trabajos de minería, colapso de cavidades subterráneas, extracción de agua o de petróleo o la desecación. La región china en la que se emplaza Pekín lleva sufriendo este fenómeno desde 1935, pero es en los últimos tiempos cuando se está registrando a un nivel alarmante.
Pekín es la quinta ciudad del mundo con mayor escasez de agua y es precisamente esto lo que está causando su hundimiento. La necesidad de agua para el consumo humano, para la agricultura y para la industria está provocando un descenso del nivel de las aguas subterráneas, al que hay que sumar también el espesor del suelo en cada zona, a los tipos de acuífero y a la situación de las bombas de agua como causas.
Afortunadamente parece haber solución para detener el hundimiento e incluso para recuperar parte del terreno hundido. Para ello habría que restaurar el agua subterránea y detener el bombeo de agua. El gobierno del país puso en marcha un plan en 2002 para limitar el uso de las aguas subterráneas en las áreas afectadas y el año pasado se creó un proyecto de canales y túneles de casi 2.500 kilómetros para transferir agua a Pekín desde otras zonas. Aunque los responsables del estudio indican que es pronto para saber si estas medidas serán efectivas.