De ruta por el Museo del Ratoncito Pérez de Madrid

Ratoncito Pérez
De ruta por el Museo del Ratoncito Pérez de Madrid

El Ratoncito Pérez, ese conocido roedor que se cuela en las casas de los niños que se portan bien para realizar un intercambio más que gustoso: dientes por dinero. Chucherías, regalos o viajes divertidos son otro de los presentes que puede dejarte este pequeño amigo que incorpora a la vida cotidiana esas dosis ilusión que todo niño debería tener.

El museo de la ilusión

Ratoncito Pérez
Hall principal del museo

Se conoce poco acerca del Ratoncito Pérez, un animal escurridizo que nunca se deja ver pero que casi siempre se deja un rastro de migas allá por donde va. Pues bien, en esta ocasión ha sido demasiado despistado porque desde Okdiario hemos seguido su huella hasta el número 8 de la calle Arenal (Madrid) donde podemos encontrarnos con un museo diseñado especialmente para él.

Conocido como la «Casita Museo del Ratón Pérez», este espacio cultural está formado por dos locales en los que niños y adultos pueden pasar un rato lleno de risas y diversión. Un destino cada vez más transitado por los turistas en el que poder conocer cómo es la casa del Ratoncito Pérez, disfrutar de una película animada en la que se cuenta su historia e incluso admirar los cientos de dientes de leche que se exponen en el museo. Algunos de personalidades tan importantes como Beethoven o Newton. Sin olvidarnos de una gran cantidad de talleres infantiles didácticos en los que poder aprender los aspectos más fundamentales de nuestra dentadura.

Si hablamos de horarios y disponibilidad, las visitas pueden tener un máximo de 25 miembros con una duración total de 30 minutos y el precio de la entrada es de tres euros, tanto para niños como para adultos.

Una historia «real»

Ratoncito Pérez
Figuras de la historia animada

La fábula del Ratoncito Pérez tiene sus orígenes en el siglo XIV por el padre Luis Coloma, un monje jesuita que era muy aficionado a los relatos cortos. Después de una brillante carrera de Derecho, se hizo con el puesto de Consejero espiritual de la Corona y uno de los afortunados de formar parte de la Real Academia de la Lengua.

Debido a su cercanía a la corona y sus buenas relaciones con el rey niño Algonso XII, decidió dejar por un momento sus tareas principales para escribir un cuento. Así es como surgió el personaje del Ratoncito Pérez, habiéndose inspirado anteriormente en el primer diente de leche del que sería su futuro rey. A partir de aquí, esta obra literaria acabó convirtiéndose en una peculiar tradición que ha llenado de ilusión a millones de niños en todo el mundo.

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