¿Puede la inteligencia artificial mejorar nuestra sexualidad?


La inteligencia artificial y sexualidad ya no es un concepto de ciencia ficción. Cada vez más personas recurren a herramientas digitales para encontrar consuelo, afecto o incluso placer íntimo. Y aunque puede parecer un tema tabú, lo cierto es que los datos muestran un cambio social profundo, especialmente entre las generaciones más jóvenes.
Chatbots que acompañan y apoyan emocionalmente
Los chatbots de IA están convirtiéndose en auténticos compañeros virtuales. Un ejemplo muy conocido es Replika, que pasó de 10 millones de usuarios en 2023 a más de 30 millones en 2024. Lo más llamativo es que el 60% de sus suscriptores de pago afirman que lo consideran su pareja sentimental.
Estos sistemas, basados en modelos de lenguaje avanzados, ofrecen conversación ininterrumpida, sin juicios y con respuestas personalizadas. Durante la pandemia, miles de personas acudieron a estas herramientas para sentirse escuchadas. Incluso en un estudio en Australia, un chatbot ajustado respondió correctamente al 85% de las preguntas de salud sexual, acercándose a la precisión de personal sanitario.
Educación sexual y apoyo sin estigmas
Hablar de sexualidad no siempre es fácil. Por eso están ganando terreno los bots que asesoran de forma anónima sobre salud sexual y emocional. Según una encuesta publicada en TechRadar, el 80% de los jóvenes de la Gen Z dijo que consideraría casarse con una IA, y el 83% cree posible establecer vínculos emocionales profundos con una máquina.
Sexo personalizado gracias a la tecnología
El uso de sensores, inteligencia artificial y realidad virtual está abriendo una nueva dimensión del placer adaptativo. Las experiencias inmersivas en VR, combinadas con juguetes sexuales inteligentes, pueden ayudar a reducir la ansiedad y mejorar la autoestima.
Un análisis publicado en Alemania reveló que el uso de pornografía en realidad virtual, combinado con dispositivos inteligentes, puede tener incluso efectos terapéuticos. Y el desarrollo de tecnologías como el “neurodildo” o el dispositivo Lovewear, pensado para personas con movilidad reducida, demuestra que la inclusión también avanza en este terreno.
El riesgo real de los deepfakes
No todo son buenas noticias. La proliferación de vídeos sexuales falsos generados por IA, los llamados deepfakes, ha crecido un 550% desde 2019, según datos del informe de Views4You. En torno al 98% de estos contenidos son pornográficos y no consensuados, y las víctimas son en su mayoría mujeres.
En 2020, un bot en Telegram generó fotos falsas de más de 100.000 mujeres, muchas menores de edad. Algunas ni siquiera supieron que existían esas imágenes hasta que alguien las encontró. Este tipo de ataques vulnera la dignidad y la privacidad de las personas, y su impacto emocional puede ser devastador.
La respuesta legal y ética ante los abusos
Por suerte, la legislación empieza a reaccionar. Estados como Virginia o California ya prohíben los deepfakes sexuales sin consentimiento, y otros países como Reino Unido o China han aprobado leyes que obligan a etiquetar claramente los contenidos generados por IA.
Además, se promueve el principio de “consentimiento por diseño”: que toda plataforma que genere contenidos íntimos requiera consentimiento documentado y permita retirarlo. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud ha alertado sobre la necesidad de proteger los datos sexuales de los usuarios con nuevas regulaciones.
El diseño responsable en la tecnología íntima
Los desarrolladores están cada vez más involucrados con psicólogos, sexólogos y organizaciones como la Fundación para una IA Responsable, creada por una víctima de porno falso. El objetivo es crear sistemas éticos que respeten siempre el “no” y garanticen una interacción saludable con el usuario. Las grandes plataformas, como Google y Meta, están desarrollando sistemas para detectar contenido manipulado, y algunos sitios porno han empezado a vetar vídeos generados por IA si no hay consentimiento explícito.
Oportunidades reales, riesgos reales
Según un informe de Grand View Research, el mercado del sextech alcanzará los 100.000 millones de dólares en 2030. El motivo es claro, hay una demanda real, y las herramientas basadas en IA están cubriendo necesidades que antes quedaban desatendidas.
Pero con ese avance llega también la responsabilidad. Solo con marcos legales sólidos, educación pública y una ética clara podremos disfrutar de las oportunidades que brinda esta tecnología sin caer en sus peligros.
Si la IA puede mejorar nuestra vida sexual dependerá, en última instancia, de cómo decidamos usarla. Pero lo que ya está claro es que la revolución ha comenzado, y no tiene vuelta atrás.
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