Tecnología

El primer insecto robótico volador ya es realidad: RoboFly

  • Juan Carlos Acero
  • Desde 2014 especializado en la redacción de contenidos y el marketing. Me encanta escribir sobre automoción y el mundo de la empresa. En mi carrera como redactor he escrito para multitud de medios especializados.

Seguro que muchos nos acordamos de RoboBee, el robot insecto. Ahora se ha dado un paso más y RoboFly llega como un robot en miniatura que es capaz de volar gracias al uso de láser. No precisa baterías o cables como ERoboBee. Hablamos de un minidron inalámbrico que tiene el tamaño y la forma de una abeja y que extrae la energía de los impulsos de carácter lumínico de un láser. Un desarrollo, que lo cierto es que sorprende y nos hace ilusionarnos por un presente que casi parece ciencia-ficción.

RoboFly, una realidad con muchas posibilidades futuras

Estos robots voladores de pequeño tamaño, pueden en el futuro ayudar con tareas tales como la inspección del crecimiento de los cultivos en granjas o incluso en la detección de fugas de gas. Son robots capaces de volar con alas diminutas que pueden volar, pero que no usan hélices como las de los drones de mayor tamaño.

El pequeño tamaño del que goza es toda una ventaja, pues son robots bastante económicos de fabricar y que se deslizan fácilmente en lugares donde los drones de más tamaño no pueden operar.

La principal ventaja es que no precisa de cables

Lo interesante de RoboFly es que no le hacen falta cables, funciona gracias a una diminuta IA que dice a las alas cuando deben de moverse. Estamos ante un salto enorme para los robosts. Este insector robótico, con un pequeño circuito consigue convertir la energía del láser en electricidad para que funcionen sus alas.

El aleteo del insecto de manera inalámbrica todo un desafío

Podríamos tildar de complicado el reproducir el aleteo del insecto. Pese a que el láser no proporciona bastante voltaje para que se mueven los alas, la Universidad de Washington que ha estado trabajando en el proyecto, lo que hizo fue diseñar un circuito que aumentó los siete voltios que salen de la celda fotovoltaica hasta los 240 voltios precisos para el vuelo.

Además, RoboFly necesitaba control sobre sus propias alas, por lo que le proporcionaron un cerebro con el añadido del microcontrolador en el mismo circuito. Él es el que le dice a los músculos del ala cuando deben de moverse. 

Por el momento RoboFly únicamente puede despegar y aterrizar. En cuanto la célula fotovoltaica está fuera de la línea de visión directa del láser, el robot deja de tener energía y aterriza, pero desde el equipo desarrollador del proyecto, piensan en dirigir pronto el láser para que pueda volar de manera independiente.