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Así son los semiconductores, los pequeños cerebros invisibles que mueven el mundo

  • Nacho Grosso
  • Cádiz (1973) Redactor y editor especializado en tecnología. Escribiendo profesionalmente desde 2017 para medios de difusión y blogs en español.

Nos pasamos el día rodeados de tecnología, pero pocas veces nos preguntamos qué hay dentro de todos esos aparatos que usamos a diario: el móvil, el coche, el microondas o incluso los equipos médicos. Y, sin embargo, todos ellos tienen algo en común, dependen de los semiconductores. Son componentes diminutos, pero con una capacidad descomunal para procesar datos, conectar sistemas y ejecutar decisiones a toda velocidad. Sin ellos, nada de lo que entendemos como tecnología moderna sería posible.

Tal y como refiere Miguel Chanca, director de diseño de circuitos integrados de radar en Bosch, los semiconductores hacen posible la electrónica actual, las telecomunicaciones, la inteligencia artificial o el desarrollo del coche eléctrico. Durante años pasaron desapercibidos, pero la crisis global de suministros los puso en el punto de mira. Cuando escasean, como ocurrió hace poco en el sector de la automoción, las fábricas se detienen y se revela hasta qué punto nuestra vida depende de ellos.

Qué son los semiconductores

Simplificando mucho, un semiconductor es un material que puede actuar como conductor o aislante, según cómo se manipule. Esta capacidad es la que permite construir millones de transistores, las piezas mínimas de cualquier chip. Estos transistores, juntos en un mismo circuito integrado, hacen posible desde el arranque de un ordenador hasta el funcionamiento de los sistemas avanzados de conducción autónoma.

Pero no todo es cuestión de electrónica. El desarrollo de un nuevo chip requiere conocimientos de física, química, programación, diseño industrial y, sobre todo, visión a largo plazo. Crear un semiconductor puede tardar entre cinco y siete años, desde que se concibe hasta que está listo para usarse en un producto comercial. Por eso, entender las necesidades futuras es tan importante como dominar la tecnología actual.

La innovación depende del talento

Tal y como señala Chanca, contar con buenos equipos humanos es tan decisivo como disponer de la mejor tecnología. La microelectrónica y la fotónica son campos donde la creatividad de los profesionales marca la diferencia. Fomentar vocaciones científicas, formar a nuevas generaciones y atraer talento especializado son los retos clave si queremos seguir avanzando en esta dirección.

En este sentido, España tiene una oportunidad única. Aunque la fabricación de chips sigue concentrada en Asia, nuestro país empieza a destacar en el ámbito del diseño, especialmente en ciudades como Valencia. Allí, empresas como Bosch desarrollan circuitos que ayudan a mejorar la seguridad de los vehículos, la eficiencia de las comunicaciones y la fiabilidad de todo tipo de dispositivos.

España quiere jugar un papel clave

Los semiconductores son una tecnología estratégica para el futuro. Por eso, Europa y España están trabajando para reducir su dependencia exterior y ganar peso en el desarrollo de nuevos chips. Como recuerda Chanca, no se trata solo de producir, sino de anticiparse a las necesidades de los próximos años. Diseñar hoy los chips que necesitaremos mañana es un reto complejo, pero también una oportunidad para liderar desde el conocimiento.

Aunque no los veamos, los semiconductores están en todas partes. Son los cerebros invisibles que hacen posible gran parte de nuestra vida digital, y su papel será cada vez más relevante. De su evolución dependerán avances en movilidad, salud, sostenibilidad y conectividad. Por eso, más que preguntarnos si seguirán siendo importantes, deberíamos pensar en cómo aprovechar todo su potencial para construir un mundo mejor.