MADRID

La Policía cree que el marido de la desaparecida Ana Knezevich condujo 7.000 km hasta Madrid para matarla

Viajó en coche desde Serbia a Madrid y regresó en siete días con matrícula falsa

Las cámaras grabaron al marido de Ana Knezevich

Ana Knezevich, desaparecida Madrid
El detenido con su mujer desaparecida, Ana Knezevich.
Ángel Moya

La Policía cree que el marido de la desaparecida Ana Knezevich condujo 7.000 km desde Serbia hasta Madrid para matarla. Los investigadores descubrieron que David Knezevich alquiló un coche en Serbia el día 30 de enero y regresó el 5 de febrero con el coche modificado. Entre medias, el día 2 de febrero, Ana desapareció de su piso de alquiler de la capital sin dejar rastro.

El sospechoso, había tintado los cristales del coche de alquiler y le había instalado una matrícula robada a otro vehículo similar en Madrid, muy cerca del edificio donde vivía su mujer desaparecida. Con ese coche recorrió de ida y vuelta los 2.600 kilómetros que separaban Serbia de Madrid con una parada probable para deshacerse del cuerpo de Ana, eso cree la Policía.

Han sido los investigadores de la UDEV central de la Policía Nacional los que han reconstruido el viaje del acusado de la desaparición de su esposa en la capital, junto a otras pruebas que han precipitado la detención del marido de Ana Knezevich cuando aterrizaba en el aeropuerto de Miami en Estados Unidos el pasado sábado.

Las cámaras y el tatuaje

La del coche alquilado no es la única prueba en contra del marido acusado de hacer desaparecer a su mujer en Madrid. La noche de la desaparición de Ana Knezevich en su piso de la calle Francisco Silvela, un desconocido que ocultaba su rostro con un casco de moto forzó la puerta de entrada, tras cegar con un espray negro las cámaras de seguridad del portal.

El asaltante no consiguió tapar las cámaras por completo y su rostro tras la visera del casco quedó grabado. También un tatuaje muy identificativo de su brazo. Era, supuestamente, David Knezevich, y las cámaras volvieron a grabarle saliendo del edificio con una maleta. Sus casi dos metros de estatura también ayudaron a reconocer al sospechoso en las imágenes y la Policía española fue capaz de localizar el comercio cercano donde había comprado el espray.

Cuando dos días después una amiga, con la ayuda de los bomberos y la Policía consiguió acceder al piso de Ana Knezevich, descubrió que en su interior no estaba la mujer, ni sus móviles, ni sus ordenadores.

Mensajes sospechosos

Ana había llegado en diciembre a Madrid huyendo de un divorcio complicado y sin finalizar. Aquí la esperaba un amiga con la que estuvo viendo otro piso de alquiler para mudarse.

La última comunicación de la desaparecida con su familia y allegados fue el día 2 a las 11:30 horas, cuando Ana le comentó a su amiga que el piso que habían visitado no le había gustado. Su amiga volvió a escribirle ese mismo día, pero ya no tuvo respuesta a sus mensajes y llamadas. El silencio de Ana era incomprensible porque el 5 de febrero, tres días después, tenían planeado viajar juntas a Barcelona y Ana estaba muy ilusionada con ello. Su amiga, incluso llegó a ir a la estación de Atocha ese día por si acaso Ana hubiera perdido el móvil.

Su hermano, Felipe Henao, insistió desde el principio en sus sospechas tras recibir una serie de mensajes sospechosos de WhatsApp escritos desde el teléfono móvil de Ana Knezevich que no parecían escritos por ella. «Creemos que fueron traducidos desde Google al español. Nos preocupa que haya sido planeado, por eso el tiempo es importante», dijo en su día.

Los mensajes llegaron el día 3 de febrero a los teléfonos de su amiga en Madrid y de otra que tenía planeado visitar a Ana en Madrid. Ambas recibieron el mismo mensaje en WhatsApp, una en español y la segunda en inglés, desde el móvil de la desaparecida. En estos mensajes, Ana Knezevich les decía a sus amigas que «había conocido una persona maravillosa y que se había ido con ella a una casa de campo situada a dos horas de Madrid, pero que allí hay mala señal, por lo que ya contactarán con ellas cuando regresara».

Ante semejante situación, se denunció la desaparición de Ana María en la comisaría de la Policía Nacional.  No cuadraba en absoluto que Ana María interrumpiera el contacto con sus amigas y familia y tampoco encajaba que abandonara la ciudad de Madrid de repente, donde quería rehacer su vida.

Ahora, la Policía ha descubierto que el marido de Ana contactó a través de internet con otra mujer colombiana a la que le pidió el favor de explicarle cómo redactar un mensaje en español muy similar al que recibieron las amigas de la desaparecida.

Se negó al polígrafo

Tras la denuncia de la desaparición de Ana Kzenevich en un comisaría madrileña, su marido David contrató rápidamente un abogado que negó la mala relación entre la pareja. También aseguró que se encontraba en Serbia cuando sucedieron los hechos y que no iba a viajar a Madrid para impulsar la búsqueda de su mujer por «problemas con el idioma». De paso, se negó a someterse a la prueba del polígrafo que le propuso el FBI.

La investigación quedó a cargo de la Unidad Central de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV). La Policía española comenzó a reconstruir los últimos pasos de Ana interrogando a varios hombres con los que tuvo contacto a través de la aplicación Bumble. Nunca llegó a quedar con ellos.

Todos los caminos conducían hacia el marido de la desaparecida. Incluso encajaba un supuesto móvil económico. Durante la separación Ana había accedido a repartir los importantes bienes de la pareja al 50% pero él quería más, David aspiraba a quedarse con el 70% de todo.

Finalmente, los investigadores españoles han terminado colaborando con la Policía de Colombia y el FBI. Precisamente, ha sido éste último cuerpo policial quien ha detenido al marido de Ana María en el aeropuerto de Miami.

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