Sociedad

Raquel Oliva lanza su firma de lámparas más personal: Raquel Oliva Collection

Raquel Oliva, vicepresidenta de Oliva Iluminación, lanza su marca independiente de lámparas: Raquel Oliva Collection. Un proyecto personal de la empresaria que se estrena con dos colecciones cápsula que llevan por nombre ‘Milán’ y ‘Sáhara’. En total, 15 exclusivas piezas de sobremesa diseñadas con líneas puras y minimalistas.  Combinan materiales naturales como la piedra o el hierro con la sutileza de los tejidos de alta calidad.

De esta manera, Raquel Oliva Collection despliega un repertorio de luminarias sofisticadas, elegantes y funcionales que han sido elaboradas de manera artesanal convirtiéndose en pequeñas obras de arte destinadas a aportar calidez y armonía a cada ambiente. Además, estas colecciones cápsulas llevan el añadido de que tanto las pantallas como las bases son combinables, «lo que permite personalizar al máximo cada lámpara y obtener un resultado único».

Según Raquel Oliva, este nuevo reto profesional ha surgido «del conocimiento que he ido acumulando durante mi carrera profesional y de las vivencias que he podido atesorar a lo largo de mi vida, en especial a través de los viajes que he realizado a destinos de todo el mundo aprendiendo de sus gentes y absorbiendo sus costumbres y culturas». Añade que «sobre todo del mar y de los atardeceres en el Mediterráneo. Todas beben y se inspiran en estas experiencias vitales y todas cuentan una historia que ha dejado una huella en mi memoria».

La colección Milán está formada por siete piezas. Con esta colección la diseñadora busca rendir su particular homenaje a la capital del diseño. Los diseños han sido trabajados, sostiene, «con tejidos exclusivos y tradicionales de Loro Piana, una de las firmas de tela más prestigiosas de todo el mundo».

Por su parte, en la colección Sáhara las luminarias están elaboradas en diferentes variedades de mármol y combinadas con telas como el lino o terciopelo en colores neutros. En esta ocasión están inspiradas, asegura Raquel Oliva, en los atardeceres de los desiertos, «en ese momento en el que el sol y la arena se funden para ofrecer uno de los espectáculos más impresionantes del mundo».