Edu Galán: «Los políticos actuales son mejores que los ciudadanos»
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Bisturí, sarcasmo y una verdad incómoda. Hay entrevistas que son como abrir una ventana en una habitación cerrada: entra aire fresco -aunque a veces huela a azufre-. Edu Galán ha ventilado la casa. Y la calle. Y, de paso, la cabeza de quienes la vean. Periodista, guionista, escritor y crítico cultural, fundó la irreverente Mongolia, revista que nació disparando a todo y todos con pluma cáustica. Es un analista irónico, directo, mordaz e incisivo, dotado con la rara habilidad de provocar una risa mientras te enfrenta a las miserias más crudas de la sociedad.
Con las actitudes humanas como eje transversal de sus reflexiones, Edu Galán parece haberse convertido en un cirujano de lo cotidiano. Su bisturí, bien afilado, disecciona los paternalismos, la mojigatería, las máscaras del poder, las rutinas vergonzantes y los sinsentidos que, día a día, van desgastando la inteligencia colectiva y el convivir humano embarrado de cainismo. Abundan los referentes literarios como La Regenta y los ejemplos pasados. Se lanza a la arena política con ensayos como Morir de pie, el libro que acaba de publicar; más un manual de anatomía política que un ensayo tradicional. En él, se sumerge en la psique del Hombre Público Norteamericano, un arquetipo del político-espectáculo que manipula a la audiencia desde el escenario con la palabra precisa y el gesto calculado. Un perfil que, si lo pensamos bien, no se limita sólo a los Estados Unidos.
Durante nuestra conversación, Edu lanza dardos que parecen sacados de un arsenal filosófico, aunque con el sello de su ironía habitual. «Los políticos han perdido algo crucial: el legado. Simplifican el lenguaje y su propia inteligencia para ganar más votos», dice, dejando entrever que detrás de esa crítica hay un lamento por la pérdida de profundidad en el discurso político. Pero también asegura que «los políticos de hoy son mejores que la gran mayoría de los ciudadanos de todas las clases sociales».
Su análisis va más allá: «Ser demócrata implica ser adulto, y ser adulto es muy duro en una sociedad que te dice que lo mejor que puedes ser es joven o niño, dos estados vomitivos». Es una reflexión cruda sobre una cultura que parece rechazar la madurez y sus responsabilidades, porque vive abrazada a la inmadurez como ideal colectivo.
Su postura frente al caos mediático en el que vivimos, la tiene clara: «El problema es que estamos enfangados en bulos. Vivimos en un sistema que nos ha convertido en rehenes de multinacionales norteamericanas». Mira a las redes sociales y con una sonrisa plácida deja claro que le va la caña y que no le afecta el ruido digital. «Twitter (X) no tiene nada de serio, es en broma. Tengo bloqueada a media España. Cuando me insultan, me suda lo más grande».
Hablar con Edu Galán es un ejercicio de riesgo para quienes prefieren las medias tintas. Su capacidad para rescatar referencias, diseccionar ideologías y mezclarlo todo con una buena dosis de sarcasmo, convierte sus palabras en una mezcla explosiva de lucidez y humor negro. No tiene miedo de incomodar ni de enfrentarse a lo que considera absurdos colectivos, ya sean políticos, culturales o sociales. Habla con una honestidad brutal que, de algún modo, resulta ilusionante.
Si alguna vez tropieza usted con él, o le lee, saldrá pensando. Y eso, en estos tiempos, ya es mucho.
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