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‘The Walking Dead’: 3 cuestiones a analizar tras el impactante 9×15

Esta novena temporada de ‘The Walking Dead’ ha contado con los altibajos propios de una serie que ha perdido su magia inicial, pero podemos concluir que en líneas generales ha sido una buena temporada. A falta de un último episodio (que promete), la historia contenida en estos 15 episodios ya vistos ha cambiado la dinámica perezosa y lineal a la que nos habíamos acostumbrado con sus dos anteriores entregas.

Y ha encontrado en el penúltimo capítulo la consumación de esta buena sensación, que nos permite aceptar al menos una nueva temporada (conscientes, por otro lado, de que terminarán siendo más). En el último episodio emitido, el mencionado 9×15, hemos encontrado los elementos que nos engancharon en su día a ‘The Walking Dead’; a saber: emoción, intriga, chispa y algo de terror. No como en los viejos tiempos, porque los zombies ya no asustan a nadie, pero ahí está. Y se agradece.

Tras recuperarnos del impacto causado por este episodio, queremos analizar las tres cuestiones fundamentales que de él se desprenden. Comenzando por los culpables de que el terror haya regresado a ‘The Walking Dead’: los Susurradores. Echábamos en falta un buen villano que llenara el hueco dejado por Negan (Jeffrey Dean Morgan), y en Alpha (Samantha Morton) hemos encontrado a la sustituta ideal.

Es importante que a estas alturas los espectadores tengan claro que los Susurradores no son unos villanos al uso. Estamos acostumbrados a tipos sin escrúpulos, como Negan, y a tipos que quieren controlarlo todo, como el Gobernador. Estábamos acostumbrados a los zombies, y estábamos acostumbrados a personas que se iban deshumanizando hasta cometer grandes errores. Esto es otra cosa. Son personas que se disfrazan de muertos para sobrevivir y arrasar con todo. Una escena en concreto de este episodio nos muestra de lo que son capaces: Alpha, en un arranque de rabia, llama a uno de los suyos para apuñalarlo y así desahogarse un poco tras haber perdido a su hija.

Pierde a su hija, Lydia (Cassady McClincy), porque la joven insiste en quedarse al lado de Henry, en las comunidades. Alpha lo acepta, pero lo acepta a su manera: consigue infiltrarse en El Reino y se lleva con ella a varios de los nuestros. Como advertencia, como amenaza para el resto y como confirmación de que está dispuesta a todo, las cabezas de varios personajes terminan clavadas en una pica en una escena que parece más propia de ‘Juego de Tronos’ . Con estas cabezas, Alpha le deja claro a Daryl (Norman Reedus) que a partir de ese momento existe una línea que delimita el territorio de las Comunidades. Si la cruzan, están muertos. Y le explica esto mismo mientras le enseña cómo su gente tiene dominada a una importantísima horda de zombies, a los que puede lanzar contra las comunidades en cualquier momento.

Es decir, los Susurradores son capaces de demostrar de muchas maneras diferentes en un mismo capítulo que están por encima de las comunidades, incluso cuando estas se unen. Una pequeña victoria por su parte, rescatar a Lydia, se queda en nada cuando los nuevos villanos presentan batalla. Se infiltran en el Reino, acaban con la vida de varias personas, ponen límites a los territorios con sus cabezas, secuestran a Daryl, Michonne (Danai Gurira) y Carol (Melissa McBride), casi nada, y además cuentan con una horda de zombies que manejan a su antojo.

Y todo esto sucede a raíz de Lydia. Este personaje es nuestro segundo elemento a analizar, no tanto por la personalidad demostrada ni por la historia presentada, aunque ambas sean efectivamente interesantes. Es un elemento importante en la actual vida de ‘The Walking Dead’ por el peso que tiene y tendrá en la trama. Por ella, las comunidades se enfrentan a los Susurradores. Por ella, hemos visto morir a Tara, Henry y Enid, entre otros, en un mismo capítulo. Por ella ha comenzado la guerra.

Y desde la propia serie se encargan de dejarnos claro que su relevancia no ha terminado aquí, y que va a ser algo más que una excusa para que el villano esperado haga acto de presencia. En un capítulo que ha dejado a más de uno con la boca abierta y que podría haber tenido el final perfecto con el discurso de Siddiq (Avi Nash), lo último que vemos es a Daryl acompañándola a ver ese límite establecido por su madre. Como si fuera otra promesa de lo que está por venir. No hay que dejar de pensar en este personaje.

Si algo positivo extraemos de este capítulo, al menos como espectadores encariñados con esta historia y sus personajes, es que el lazo de unión existente entre las comunidades vuelve a ser fuerte. Y, por fortuna, no parece que vaya a romperse a corto plazo. Como espectadores con sentimientos y también como espectadores con ganas de ver algo que merezca la pena, siempre preferiremos que los personajes de siempre permanezcan unidos al menos por una trama principal. Las sub-tramas individuales funcionan, por supuesto, pero los mejores momentos de ‘The Walking Dead’ los hemos vivido cuando todos recorrían un camino común. Parece que también retomaremos esta dinámica, y eso es positivo. Y es también el tercer elemento a tener en cuenta tras el episodio.

Las comunidades han firmado un acuerdo de cooperación; acuerdo al que tendrán que hacer honor en los próximos compases. Para atacar a los Susurradores que les han arrebatado tanto o para defenderse de ellos, necesitan permanecer juntos. Será interesante ver cómo se enfrentan, como una única comunidad amiga, a esta gran amenaza, que se ve incrementada por la llegada del invierno (¿winter is coming?) en el último capítulo de la temporada.

Este último capítulo se estrena el próximo domingo 31 de marzo. Lo disfrutaremos.