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Cuerpo Humano

Los síntomas que indican que el hígado está dañado

Los órganos del cuerpo humano se van deteriorando no sólo por el paso del tiempo sino también como resultado de los malos hábitos y costumbres. Para evitar sufrir enfermedades importantes, es clave saber cuáles son los síntomas de que el hígado está dañado y así poder adelantarnos a las patologías más graves.

El problema es que muchas veces nos olvidamos injustamente del hígado por prestarle más atención a otros órganos, como el corazón y los pulmones. Localizado en la parte superior derecha de la cavidad abdominal, se encarga de la conversión de comida en nutrientes y la eliminación de desechos.

Por qué el hígado está dañado

El alcohol, su peor enemigo

Las estadísticas más recientes indican que en Europa los trastornos hepáticos causan poco menos de 300.000 muertes cada año. La buena noticia es que la mayor parte de estas muertes pueden impedirse con algunos cuidados básicos, entre ellos reduciendo la ingesta de alcohol al máximo recomendado.

De hecho, el alcohol es uno de los peores enemigos de los hígados sanos. Europa tiene el consumo más elevado del mundo por continente. Los estudios concluyen que los problemas en el hígado son una de las principales explicaciones de pérdida de años en edad laboral porque suele afectar a jóvenes.

Un informe de la Asociación Europea de Estudio del Hígado -EASL- y la revista The Lancet intenta ofrecer información sobre los síntomas más recurrentes cuando este órgano no está bien. Estos datos ayudan a detectar que está dañado cuando aparecen los primeros indicios de deterioro del órgano.

Entre las pistas que deberías considerar, hay algunas que no parecerían directamente relacionadas con el hígado. Por ejemplo, el color amarillento de la piel. Ciertos pacientes también presentan un tono amarillento en los ojos, denominado ictericia. La inflamación abdominal, de los tobillos y de las piernas tampoco resulta extraña en quienes experimentan inconvenientes hepáticos. Además, deberías estar atento al color pálido de las heces y a la orina demasiado oscura.

La fatiga crónica, las náuseas y los vómitos e incluso la pérdida del apetito aparecen como otros síntomas que pueden provocar sospechas al respecto. Asimismo, recuerdan los médicos que los pacientes hepáticos son más propensos a los moretones y les cuesta más recuperarse de golpes y caídas.

Si no quieres padecer estos problemas, lo más conveniente es respetar una dieta variable y saludable, con abundante verdura, frutos secos y pescados grasos.