Ronquidos, somnolencia y riesgo cardiovascular: cómo identificar una apnea nocturna
La apnea del sueño fragmenta el descanso, reduce la oxigenación y aumenta el riesgo de hipertensión, ictus y deterioro cognitivo
Dormir no siempre equivale a descansar. Un porcentaje elevado de la población adulta convive sin saberlo con apneas del sueño, un trastorno respiratorio nocturno que interrumpe el sueño profundo, reduce la oxigenación del cuerpo y puede derivar en problemas cardiovasculares o neurocognitivos si no se aborda adecuadamente.
¿Qué es la apnea del sueño y por qué ocurre?
Se trata de una alteración respiratoria que aparece durante el sueño y que consiste en pausas repetidas en la respiración. Estas interrupciones pueden durar varios segundos y repetirse muchas veces a lo largo de la noche, alterando el ritmo del sueño sin que la persona lo perciba.
El tipo más frecuente es la apnea obstructiva, provocada por el cierre temporal de las vías respiratorias superiores debido a un colapso de los tejidos blandos en garganta o lengua.
Este trastorno afecta tanto a hombres como a mujeres, con mayor incidencia a partir de los 40 años y en personas con sobrepeso. Sin embargo, puede presentarse también en personas delgadas o incluso en niños.
Cómo afecta al organismo
Las pausas respiratorias impiden que el cuerpo entre en fases de sueño profundo y reducen los niveles de oxígeno en sangre. Esto conlleva una serie de consecuencias que, a menudo, pasan inadvertidas:
- Cansancio permanente y sensación de sueño no reparador
- Problemas de concentración, pérdida de memoria y menor rendimiento
- Aumento del riesgo de hipertensión, arritmias, infartos o ictus
- Alteraciones del estado de ánimo como irritabilidad o ansiedad
- Riesgo elevado de accidentes laborales o de tráfico debido a la somnolencia diurna
Síntomas que deben hacernos sospechar
Uno de los principales obstáculos para el diagnóstico es que la persona afectada no suele ser consciente de lo que sucede durante la noche. Son los convivientes quienes suelen advertir pausas respiratorias o ronquidos irregulares. Algunas señales frecuentes incluyen:
- Ronquidos fuertes con interrupciones
- Despertares con sensación de ahogo
- Somnolencia intensa durante el día
- Dolor de cabeza matutino
- Dificultades para mantener la atención o el ánimo estable
- Necesidad de dormir siestas frecuentes
Diagnóstico y abordaje terapéutico
Para confirmar la presencia de apneas es necesario realizar un estudio del sueño, normalmente mediante polisomnografía, que permite monitorizar parámetros respiratorios, cardíacos y cerebrales durante la noche.
En función de la severidad, se pueden recomendar desde cambios en el estilo de vida (adelgazar, dormir de lado, reducir el consumo de alcohol) hasta el uso de dispositivos terapéuticos.
El tratamiento más extendido en casos moderados o graves es la CPAP, un sistema que aplica una presión constante de aire a través de una mascarilla para mantener la vía aérea abierta. Aunque altamente eficaz, no todos los pacientes toleran bien su uso prolongado.
DISE: diagnóstico avanzado para personalizar el tratamiento
Cuando el tratamiento convencional no es suficiente o se plantea una intervención quirúrgica, el equipo médico puede recurrir a técnicas más especializadas. Una de ellas es la endoscopia del sueño inducido (DISE), una prueba que permite observar directamente cómo se comportan las vías respiratorias cuando el paciente está dormido de forma artificial y controlada.
El Dr. Johan León Ulate, experto del Institut Roura del Hospital Quirónsalud Barcelona, destaca que “este procedimiento nos da una imagen real y dinámica del punto exacto donde se produce la obstrucción, algo que no se consigue con otras pruebas”.
En función de los resultados, se pueden plantear soluciones como:
- Férulas personalizadas que adelantan la mandíbula para mejorar el paso del aire
- Intervenciones quirúrgicas mínimamente invasivas en lengua, paladar o nariz
- Combinación de técnicas si se detectan múltiples puntos de obstrucción
Esta estrategia permite afinar el tratamiento y evitar errores en la elección de terapia.
Un abordaje multidisciplinar para recuperar el descanso
El tratamiento de la apnea del sueño debe adaptarse a cada paciente. El objetivo no es solo eliminar los síntomas, sino proteger al organismo frente a las complicaciones a largo plazo.
Contar con un equipo especializado y herramientas de diagnóstico avanzadas como la DISE permite tomar decisiones más informadas y mejorar la respuesta terapéutica.
La revisión con un especialista en sueño es clave ante cualquier sospecha, especialmente si se presentan ronquidos persistentes o fatiga sin causa aparente. El descanso de calidad es un pilar esencial de la salud, y recuperar un sueño reparador puede suponer una mejora radical en la vida diaria.
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