¿Qué es el firedooring en una relación y por qué puede ser peligroso?
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Gran parte de las investigaciones científicas en torno a los vínculos sociales y amorosos se publican en inglés, y eso explica por qué, en los últimos tiempos, nos hemos acostumbrado a palabras como ghosting, pocketing, fleabagging, etc. Todo el tiempo aparecen nuevos conceptos, y en este caso vamos a analizar qué es el firedooring y por qué es peligroso para la víctima de esa relación.
Si tienes conocimientos básicos de la lengua anglosajona sabrás que podríamos traducir firedooring como «puerta de fuego». Realmente, es un término que se emplea cuando se habla de la puerta de emergencia que permite escapar ante un incendio.
Básicamente, describe aquellas situaciones en las que uno de los miembros de la pareja «usa» al otro como si fuese la puerta. Mientras le conviene se mantiene junto a ella pero, si pasara algo malo, atravesaría la puerta dejando que su pareja se queme.
Firedooring: vínculos absolutamente descompensados
Los expertos que se especializan en las relaciones amorosas o de pareja señalan que éstos son vínculos en los que no existe ninguna compensación entre lo que está dispuesto a soportar uno de los integrantes de la pareja y el otro. Uno de los miembros entregaría todo lo que tiene por el bienestar del otro, y este segundo miembro está siempre atento a esa «escapatoria».
El principal problema de esta conducta es la decepción de la víctima al comprobar que su pareja sólo estaba allí porque obtenía un beneficio del vínculo y no porque le quisiera. Quienes practican el firedooring, simplemente huirán del vínculo.
Para colmo, no son pocos los casos en los que esa víctima decepcionada espera que el agresor regrese en algún momento. Puede que esto pase, de hecho, en la medida en que los inconvenientes por los cuales huyó se hayan solucionado. Pero cuando existan nuevas complicaciones volverá a huir o ausentarse. Su comportamiento difícilmente cambie, si así afronta todos los vínculos.
Y el agresor no siempre se acerca desde una primera instancia por interés. Puede que su afecto o amor haya sido genuino pero, con el transcurso de los meses o de los años, haya desarrollado esta manera de reaccionar ante los imprevistos de su relación. Justamente eso es lo que hace tan delicado el diagnóstico. La víctima no puede creer que su pareja ya no sea la de antes.
Características del firedooring: ¿cómo identificar esta situación?
Para los ajenos a la relación, detectar el firedooring puede ser cuestión de prestar un poco de atención. Por lo general son vínculos donde el cariño sólo fluye en una dirección. El victimario puede tener algún que otro gesto afectivo, pero sus niveles de empatía, responsabilidad afectiva y compromiso con la relación serán mucho menores que los de la víctima inconsciente del maltrato.
Si uno de los miembros de la pareja abandona constantemente al otro pero vuelve cada una cantidad de días o de semanas, que coinciden con que está aburrido o ha perdido otro interés amoroso, entonces es muy probable que sea un agresor de firedooring.
Por otro lado, hay un riesgo y es que la víctima parezca la responsable de que la relación no vaya tan bien como debería ir. Reconociendo que su compromiso es muy superior al de su pareja, el que practica esta medida puede hacer comentarios sobre el mal genio de la víctima; con lo cual invalida su opinión frente a sus círculos.
En este punto, la víctima puede sufrir una caída de su autoestima por su dependencia emocional y nula capacidad de respuesta. Imposibilitada de cortar con la relación, y dudando ya de su propia interpretación de cómo funciona la pareja, deja de reclamar. Pasado el tiempo no es extraño que las víctimas se abandonen en su aspecto y en sus intereses, y hasta puedan caer en la depresión.
A esa altura, el control del agresor sobre la víctima es total. Y la intervención de sus familiares y amigos, indispensable.
Consecuencias del firedooring
De no identificarse en las primeras etapas, el firedooring puede tener algunas consecuencias desagradables para la víctima. Originalmente podría causar celos, desconfianza y resentimiento pero, ya invalidada su opinión por la otra persona, podría llegar a padecer una carencia total o parcial de autoestima, ansiedad o depresión. Eso, negando rotundamente que lo provoque su vínculo.
Paradójicamente, lo mejor que podría pasarle a la víctima es que quien agrede se retire definitivamente de su vida y no le moleste. Aunque le dejará «vacío», será el primer paso para la recuperación. Como familiar o amigo, una buena idea puede ser planear una escapada o vacaciones con ese ser querido del que sospechas que es víctima de firedooring. Lejos de su ámbito, podría «despertar».
Si tus sospechas se confirman, o admites ser víctima de este maltrato, deberías consultar inmediatamente con un psicólogo. Ante estas situaciones, lo mejor es escapar y pedir ayuda.
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