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Qué es la cinofobia o miedo anormal a los perros

No a todos les gusta tocar, acariciar o cruzarse con un perro. Las personas que sufren de cinofobia los suelen evitar.

No a todos les gusta tocar, acariciar o cruzarse con un perro. Las personas que sufren de cinofobia los suelen evitar.

Este miedo irracional y anormal a los perros suele desarrollarse durante la infancia. Puede existir una causa común, como haber tenido una mala experiencia con algún perro, pero también puede no haber causa aparente.

Este trastorno psicológico suele afectar al 8% de la población. Si el problema va a más puede convertirse en algo serio que impide a los afectados salir de casa por miedo a encontrarse perros por todos lados.

Es decir, que si a la persona con cinofobia este hecho le impide llevar a cabo sus actividades cotidianas, entonces se necesita un tratamiento adecuado para ello.

Principales síntomas de la cinofobia

Como muchas otras fobias, se producen signos tanto psicológicos como físicos. Entre los físicos nos encontramos con la sudoración, el mareo, las palpitaciones o un mal estar general cada vez que ven un  perro, aunque sea a distancia.

A su vez, no son capaces de controlar una situación en la que hay perros por algún lado y se comportan de forma irracional. Otro síntoma común es la evitación, pues evitan todos aquellos lugares donde puede haber perros, pero esto es algo que no puede preverse, porque actualmente es normal encontrarse estas mascotas en todos los lados, si bien la mayoría van con sus dueños. Pero este hecho a los que padecen este trastorno les da completamente igual, tampoco les importa que vayan con correa.

También puede suceder que la persona tenga otra fobia o bien problema psicológico  que acentúe más este problema hacia los perros.

Qué tratamiento existe para la cinofobia

Es parecido a muchas otras fobias, y en concreto a las que tienen su origen en temer a los animales. Para ello el psicólogo puede emplear técnicas cognitivo – conductuales que van bastante bien para solucionar el problema siempre que el enfermo se deje.

Lo primero de todo es aceptar que tenemos este problema y que lo podemos solucionar con ayuda. Esto se basa en exponerse a los perros, pero no de golpe, sino poco a poco. Ello nos dejará ver que realmente no pasa nada siempre que no haya un problema real.

Aunque haya ansiedad es bastante normal al principio, pero esto se va mitigando a medida que la terapia va a avanzando. Y es así como debe ser aunque lo pasemos mal en un inicio.