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Por qué son adictivas las patatas fritas ‘chips’

Antes de comer una patata frita, estilo chips, deberíamos pensárnoslo dos veces. Este tipo de snack se pueden considerar adictivos, ya que como rezaba el anuncio de una marca hace unos años, «No serás capaz de comerte una sola». Cuando te metes la primera en la boca ya no podrás dejar de consumirlas. Hoy te explicamos por qué son adictivas las patatas fritas ‘chips’ y a que se debe su éxito entre los más pequeños y adultos, en donde la publicidad también desempeña un papel esencial.

Ingrediente potenciador

La clave de este producto reside en un ingrediente que potencia su sabor. Se trata del glutamato monosádico, que también aparece en los etiquetados como E-621. Su presencia es bastante común en los alimentos procesados, realizando labores de saborizante y conservante. En realidad se puede considerar una sal sódica que se ocupa de fomentar esas ansías por comer más y más. Una vez que empiezas lo más probable es que te acabes la bolsa.

Genera un apetito insaciable, de ahí que cada vez que comamos algo con este ingrediente nos dé la sensación de no poder parar. Por el bien de nuestra salud no deberíamos abusar de estas patatas, sobre todo porque favorecen la obesidad. Es un alimento rico en calorías y grasas saturadas. Siempre sería mejor apostar por otro tipo de snacks más saludables como pueden ser los frutos secos.

El responsable de todo esto el glutamato, que se ocupa de estimular receptores específicos de la lengua, que al contactar con estos mandan señales al cerebro y a su vez nos invitan a comer más. Todos los que hayan comido alguna vez patatas fritas chips conocerán los impulsos que se sienten y que resultan complicados de controlar.

Evitar la comida rápida

Las patatas fritas de bolsa o ‘chips’ suelen ser un recurso cuando no tenemos nada que comer y tenemos hambre a media tarde, como aperitivo o cuando estamos delante de la televisión con un partido de fútbol o una película. Muchas veces recurrimos a este tipo de alimentos por falta de tiempo o por comodidad, cuando en realidad sería más conveniente para la salud decantarnos por otros.

Hay que esmerarse un poco más con lo que podemos comer. Este problema suele ser muy común entre los padres a la hora de preparar la merienda a sus hijos. Deberían buscar un alimento o una preparación que incluyese los nutrientes esenciales y que favorezcan el correcto crecimiento de los menores. Una buena opción, más allá del clásico bocadillo de toda la vida, pueden ser las piezas de fruta fresca, los cereales, zumos naturales y yogures también naturales.

Cuando te entren las ganas de picotear algo entre horas lo mejor es que te decantes por los vegetales crudos en lugar de las patatas chips. Te resultarán igual de crujientes, pero mucho más sanos. Y cuando quieras darte un pequeño capricho, en lugar de comer de la bolsa, opta por poner una pequeña ración en un bol o en un plato. Te garantizarás comer una menor cantidad de patatas.