Osteomalacia: síntomas, causas y tratamientos
¿Por qué se preocupan tanto los médicos ahora por la vitamina D?
Así funciona la vitamina D, ‘dosis’ de exposición solar y cómo detectar su déficit
La osteomalacia es una patología que afecta al metabolismo de los huesos, causando la mineralización de los mismos y aumentando ostensiblemente la probabilidad de fracturas ante golpes o caídas. Es por ello que resulta importante poder detectar la enfermedad cuanto antes para hacer frente a estos síntomas y prevenir problemas graves. ¿Qué la provoca y cuáles son los tratamientos?
En principio, hay que saber que los huesos están formados por pequeñas células, conocidas como osteocitos, junto con la matriz celular mineralizada. Esta matriz es la que les proporciona su dureza y firmeza, de la que carecen los pacientes con osteomalacia.
Por lo general, esta afección es el resultado de una escasez de vitamina D en el organismo. Esta vitamina es clave para la salud, posibilitando la absorción del calcio. A su vez, sin calcio el proceso de mineralización de los huesos se vuelve lento e ineficiente.
¿Quiénes suelen sufrir la osteomalacia?
Esta ausencia de vitamina D, que tiende a ser consecuencia de la baja exposición a los rayos solares u otros fallos metabólicos, normalmente es padecida por los mayores que salen menos de casa y tienen poco o nulo contacto con el sol y la luz solar.
En los menores tiene otro impacto y otras implicancias ligadas al crecimiento, y se denomina raquitismo.
Síntomas de la osteomalacia
Con el progreso de esta patología, el paciente percibe dolor en los huesos y puede notar una marcada debilidad muscular. Transcurridos los años, sus dificultades para desplazarse o hacer movimientos mínimos se hacen evidentes para los demás.
Las zonas afectadas por la enfermedad son la pelvis y las caderas, pero el dolor se manifiesta en todas las regiones lumbares.
Uno de los inconvenientes de la osteomalacia es que los síntomas no se alivian con el descanso ni el suministro de analgésicos. Como poco a poco la debilidad hace que se pierda el tono muscular, la resistencia del paciente baja y adopta ciertos hábitos contraproducentes como la «marcha de pato». Es frecuente que caminen de modo extraño, por la fragilidad de los huesos.
Más propensos a fracturas
El ser humano diagnosticado con osteomalacia tiene mayor peligro de fracturarse. Cualquier traumatismo podría romper sus huesos. Esto le obliga a mantener una conducta mucho más prudente y en cierta manera les limita, lo que puede afectar su autoestima.
Atender el aspecto psicológico de estos pacientes no es una cuestión menor. Es tan importante como el aspecto físico.
Terapias para la osteomalacia
Hay diversos tratamientos para contrarrestar los efectos de esta patología, siendo el principal la recomendación de exponerse al sol.
Si existiera algún motivo por el cual se desaconsejara esa exposición a los rayos solares, independientemente de la razón, se deben ingerir pastillas con vitamina D. Los suplementos artificiales son la única forma de suplir el sol en pacientes con alergia a los rayos.
La dieta también tiene un rol importante y se recomienda adoptar un régimen alimenticio en el que se incorporen materias primas ricas en vitamina D. Los pescados grasos, como el salmón, la trucha y el atún son fuentes naturales de vitamina D, igual que aquellos aceites que provienen de ellos. Otros alimentos ricos en este nutriente son el hígado vacuno, y la yema de los huevos.
Enfermedad secundaria a cirugías intestinales
No es lo común pero esta afección puede derivar de una cirugía intestinal. Como el calcio y el fósforo se absorben en el intestino, siempre que se realiza algún procedimiento quirúrgico en el que se extirpa una porción de este órgano, se altera su sintetización. Claro que los profesionales de la salud, ya expertos, están al tanto de ello. Son especialmente cuidadosos con el postoperatorio.
¿Cuáles son los mayores factores de riesgo?
Hay circunstancias, como el permanecer hospitalizado o recluido por largo tiempo, que pueden explicar el desarrollo de la patología. Curiosamente, parece que la etnia a la que pertenecemos influye en lo propensos que somos a la osteomalacia. Se han detectado más casos en pacientes de origen hindú y asiático que en occidentales. ¿Por qué? Por esas prendas que cubren el cuerpo, impidiendo que los rayos solares entren en contacto con la piel y privándoles de las cantidades necesarias de vitamina D.
En esos pueblos, los requerimientos de vitamina D son más bajos que en los nuestros. Pero aún así no llegan a cubrir la exposición diaria indispensable para cubrir naturalmente la demanda de esta sustancia que tiene el metabolismo. Sus ancianos son mucho más vulnerables a la osteomalacia y les es imprescindible el consumo de pastillas y suplementos con vitamina D como paliativo.
Por otro lado, las mujeres embarazadas y los niños deben exponerse más al sol que los hombres y las mujeres no embarazadas adultos. Se les considera grupos de riesgo para osteomalacia o raquitismo y por eso los padres deben ser muy cuidadosos, propiciando que sus hijos salgan de casa y estén fuera en horario diurno si bien la idea puede no gustarles tanto.
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