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Conmoción entre los arqueólogos: ya saben quiénes tallaron los moáis de la Isla de Pascua, y no es lo que pensaban

  • Sofía Narváez
  • Periodista multimedia graduada en la Universidad Francisco de Vitoria, con un Máster en Multiplataforma por la Universidad Loyola. Editora en Lisa News con experiencia en CNN y ABC.

En la isla de Pascua, la imagen de los moáis es una de las que más ha dado la vuelta al mundo. Es difícil no mirarlos con una mezcla de asombro e incertidumbre constante. Quién los hizo, cuándo y por qué siguen ahí, inmóviles, forman parte de un misterio que ha alimentado teorías durante décadas.

Estas estatuas se tallaron entre los años 1000 y 1700 d.C. con un claro sentido religioso y sociocultural. Representaban a los ancestros deificados del pueblo Rapa Nui y simbolizaban la protección espiritual de cada comunidad.

Sin embargo, un nuevo estudio desmonta una de las ideas más repetidas: no existió un único grupo responsable de su creación, sino algo muy distinto a lo que se había creído hasta ahora.

Los arqueólogos ya saben quiénes tallaron los moáis de la Isla de Pascua

Durante años se dio por hecho que los moáis eran el resultado de un proyecto centralizado, dirigido por una élite poderosa que organizaba la mano de obra y controlaba la cantera principal de la isla.

El estudio Megalithic statue (moai) production on Rapa Nui (Easter Island, Chile), liderado por el arqueólogo Carl Philipp Lipo, ha analizado la cantera de Rano Raraku con modelos digitales en tres dimensiones creados a partir de miles de imágenes captadas con drones.

Los investigadores han identificado 30 focos de extracción distintos, repartidos por toda la ladera del volcán. Cada uno funcionaba como un taller independiente, con sus propias zanjas, estatuas inacabadas y huellas de trabajo continuo.

No hay señales de un control central ni de acceso restringido, sino que todo apunta a que varios grupos familiares autónomos trabajaban al mismo tiempo, cada uno por su cuenta.

Las diferencias en las técnicas de talla refuerzan esta idea. En algunas zonas se empezaba por el rostro; en otras, se delimitaba primero el bloque completo. En paredes más abruptas, los artesanos tallaban de lado, adaptándose a la roca. Esa variedad no encaja con una producción estandarizada impuesta desde arriba.

Cómo pudieron los Rapa Nui levantar los moáis sin un poder central

La gran pregunta es cómo una sociedad sin un mando único logró crear más de 1.000 estatuas de varias toneladas. La respuesta está en la escala del trabajo y en la organización social de la isla.

Los experimentos arqueológicos demuestran que no hacían falta multitudes. Grupos relativamente pequeños, de entre 15 y 50 personas, podían mover un moái completo utilizando cuerdas y balanceo controlado. Cada clan se encargaba de su estatua, desde la cantera hasta el ahu de su territorio.

Los caminos salen de Rano Raraku en distintas direcciones, como un abanico, y no siguen un diseño común. Cada comunidad llevaba su moái hacia su zona, sin coordinarse con el resto.

A pesar de esta autonomía, las estatuas mantienen una apariencia muy similar. Esa uniformidad no nace de la imposición, sino de una tradición compartida. Los clanes competían entre sí, pero compartían creencias, símbolos y conocimientos técnicos. Había cohesión cultural sin necesidad de jerarquías rígidas.

Este modelo rompe con la idea clásica de que las grandes obras sólo surgen en sociedades altamente jerarquizadas. En la isla de Pascua ocurrió justo lo contrario, una red de grupos independientes fue capaz de sostener un esfuerzo monumental durante siglos, sin reyes ni imperios.