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Nueve de cada diez mayores no quieren vivir en una residencia

Aunque muchas veces no hay más remedio que dejar a nuestros mayores bien cuidados en un lugar donde tengan las atenciones que se merecen, se ha sabido que nueve de cada diez mayores no quieren vivir en una residencia.

Según datos de TK Home Solutions, en el país sobre un millón de mayores de 80 años viven solos y solo 400.000 personas viven en residencias. Pero la realidad es que solo hay cuatro plazas por cada 100 mayores de 65, cuando la OMS recomienda que haya cinco. Además, 3 de cada 4 centros son privados.

Por esto nueve de cada diez mayores reconocen que no quieren vivir en una residencia. Pero si bien a veces es imprescindible ingresar en una residencia porque se requiere asistencia médica permanente, entre otros.

Qué otras opciones hay a la residencia

Ayuda en casa

Es una opción que algunas familias establecen pero a la larga no es tan sencillo. En este caso, necesitan de atención externa o interna. Existen ayudas y subvenciones pero para determinadas horas y no para festivos, con el consiguiente pago para los responsables.

Nuda propiedad

Cuando alguien es propietario de su vivienda y puede venderla, pero sigue en ella  hasta que quiera o fallezca; es decir, se reserva el usufructo y sigue en su hogar a la vez que aumenta su nivel de vida para hacer frente a los gastos de cuidados.

Compartir vivienda

Uno de cada cuatro hogares en España está habitado por una persona sola. Por la soledad, algunas personas optan por compartir, pues ello ofrece compañía y atención si le pasa algo a uno u otro.

Piso tutelado

Alojamientos públicos pensados para personas mayores de 65 años que no tengan una vivienda adecuada y que sean autónomas en su autocuidado. Ofrecen apoyo, supervisión y servicios comunes.

Cohousing o coliving

Son viviendas pensadas para mayores que quieren huir de la masificación de las residencias. Un modelo adoptado mayoritariamente en los países del norte de Europa, que crece en otros.

Viene a ser una cooperativa de mayores con habitaciones individuales y zonas comunes, con servicios y equipamientos colectivos (cocina, lavandería…) y programas de envejecimiento activo.

Sea como sea, son opciones que permiten que las personas mayores se sientan bien, empoderadas y esto beneficia a la salud física y mental. Si bien hay que establecer que muchas veces la residencia acaba siendo uno de los lugares que se necesitan para hacer frente a situaciones complejas que necesitan de un cuidado continuo.