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Desarrollan un método que permite fabricar bicicletas personalizadas

Adaptar las bicicletas a las necesidades y características de cada persona. Investigadores de la Universidad de Granada desarrollan un método que permite fabricar bicicletas personalizadas, que consiguen de esta manera mejorar el rendimiento deportivo del ciclista y prevenir lesiones.

Los encargados de desarrollar este proyecto pertenecen al departamento de Educación Física y Deportiva. Han diseñado una técnica que permite trasladar a las bicicletas una personas una serie de parámetro fijados con anterioridad en un ergómetro, tras someter al deportista a distintas pruebas psicológicas y físicas, además de controles.

El autor de este trabajo, Mikel Zabala, explica que este sistema permite “ahorrar dinero al sistema sanitario”, ya que con el método utilizado se pueden prevenir lesiones típicas del ciclismo a consecuencia de un incorrecto uso de la bicicleta. También en ocasiones suele ocurrir que la bicicleta que se usa no es la más adecuada para los objetivos que se tienen en mente ni por la fisonomía del deportista. Sostiene que resulta chocante ver como bicicletas que llegan hasta los 9.000 euros de precios pueden lesionar a los propietarios, o como gente que se inicia en esta disciplina lo hacen en “un potro de tortura”·.

El método empleado por el equipo de la Universidad de Granada resulta válido tanto para ciclistas profesionales como para aficionados. Lo que pretenden es que el deportista no se vaya lesionando poco a poco debido a una “mala adaptación de su bicicleta u otros factores”, algo que resulta bastante común en estos tiempos.

Este grupo de investigadores que lidera Mikel Zabala es el único en todo el país que se centra en la personalización de bicicletas desde un punto de vista científico e integral, intentado amoldarlas a cada usuario desde el punto de vista ergonómico. Lamentan que en este sentido haya muy poca investigación, sobre todo porque resulta esencial para mejorar el rendimiento del ciclista además de ayudarle a evitar lesiones.

En el laboratorio de la Universidad de Granada se estudian los movimientos del tobillo, punta del pie, cadera, rodilla, hombre y muñeca, para de esa forma determinar la distancia de los segmentos más importantes en cada ángulo de pedaleo. Toda la información recopilada se junta en el ergómetro y a continuación la pasan a la bicicleta del usuario.

Otras pruebas que realizan a los deportistas son estudios nutricionales, determinación postural en raquis y pies, perfil psicológico, capacidad de generar watios a diferentes intensidades o las fuerzas con que pedalea cada uno.

Con todos estos parámetros se podrá modificar la altura, anchura, tipo y forma del sillín; la angulación y longitud de la pieza que sujeta el manillar, sus formas y materiales, la longitud de las bielas o el tipo de suspensión. Lo más destacado de todo esto es que se personaliza la bicicleta en función de una serie de aspectos que van desde los entrenamientos, nutrición, psicología, fisioterapia o biomecánica. Al parecer, hasta una intolerancia a un alimento puede resultar determinante en el trabajo muscular cada vez que se pedalea.