Lo que necesitas saber sobre la neurosis
Mucha gente cree saber lo que es la neurosis, ya que popularmente se asocia con cambios de humor repentinos que demuestran una actitud negativa e irascible durante cortos periodos de tiempo aunque de forma recurrente. Pero más allá de lo que muchos creen no es una enfermedad mental como puede serlo la depresión, sino que es un trastorno psicológico, un rasgo que define parte de la personalidad y de las características psíquicas de una persona.
También pese a lo que muchos creen, es bastante manejable ya quién lo sufre siempre está en contacto con la realidad, no hay despersonalización.
Para entender mejor esta condición, lo mejor es saber qué hay ocho tipos y diversas cosas que pueden causarla. Se pueden dar tipos de neurosis fóbicas, obsesivas, hipocondríacas, depresivas, neurasténicas, o histéricas, además de las provocadas por angustia y las que provocan un sentimiento de despersonalización, causando sentimientos de irrealidad y extrañeza hacia uno mismo y hacia el ambiente con posibles episodios de pánico.
En relación a las posibles causas, sabemos que las personas que sufren de neurosis pueden haberla desarrollado por circunstancias inestables en su vida, normalmente relacionadas con su entorno durante la infancia.
Hablamos de haber tenido una familia desestructurada, carencias afectivas y sobreprotección o infracuidado; aunque también pueden influir acontecimientos vitales angustiantes como la pérdida de un familiar cercano, el abuso, el abandono o el maltrato.
Solemos identificar a una persona que sufre esta condición por los síntomas que muestra, parecidos a los de una depresión pero más nerviosos. Los afectados, además de tristeza continua y sufrimiento emocional frecuente, pueden manifestar falta de interés por hacer cosas divertidas o placenteras, irritabilidad y sudoración excesiva de las manos; además de conflictos para socializar como la timidez extrema, intolerancia hacia los demás, etc.
Suele tratarse de personas con una voluntad débil, incapacidad para tomar decisiones, preocupaciones excesivas sin causa aparente y con sentimientos de angustia y culpa, cosas que suelen frenar la iniciativa del paciente para dirigirse al médico y poder recibir diagnóstico.
Puesto que es una condición contra la que aún no se ha demostrado que existan medidas preventivas, lo mejor en cualquier caso siempre es intentar mantener una vida equilibrada y saludable, seguir rutinas de relajación y fomentar en nuestro día a día la presencia de relaciones sociales sanas, los hobbies y las actividades al aire libre.
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