OkSalud
neurología

Éstas son algunas estrategias efectivas para reducir el riesgo de padecer demencia a cualquier edad

Aunque no hay cura para el alzheimer, llevar un estilo de vida saludable puede reducir el riesgo de demencia

El envejecimiento no implica necesariamente deterioro cognitivo

Un factor de riesgo es cualquier circunstancia que aumenta la probabilidad de desarrollar una enfermedad. Algunos, como la edad, la raza o la genética, no se pueden modificar. Sin embargo, otros como los relacionados con el estilo de vida y la salud general, que sí pueden cambiar, tal y como detallan desde la Clínica Mayo. En el caso de la demencia, aunque la edad avanzada sigue siendo el principal factor de riesgo, cada vez más estudios destacan el papel de la conducta individual proactiva para retrasar su aparición y prevenirla.

Desde la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (SEFAC) explican que hay factores como la presión arterial alta, la diabetes, la obesidad y el sedentarismo que se asocian con un mayor riesgo de deterioro cognitivo. Controlar estos factores puede ayudar a mantener un cerebro saludable y reducir la posibilidad de sufrir demencia en etapas avanzadas de la vida.

Prevenir la demencia a cualquier edad

Lo más esperanzador es que nunca es tarde, ni demasiado pronto, para empezar a cuidar nuestro cerebro. El epidemiólogo Michael Fang, de la Universidad Johns Hopkins es experto en demencia y en su última investigación explica que «puede que no podamos evitar todos los casos de demencia, pero sí podemos reducir significativamente su aparición y retrasar su impacto». 

Los datos de su investigación demuestran que las tasas de demencia por edad han disminuido en las últimas décadas, gracias a una mejor educación, control de enfermedades crónicas y hábitos más saludables. Esto significa que, aunque vivamos más años, lo que naturalmente eleva el riesgo, también estamos ganando herramientas para envejecer mejor. “Comprender el riesgo de demencia a lo largo de la vida puede informar la planificación de la salud pública y mejorar la participación del paciente en la prevención”, concluye el investigador.

Cambios pequeños, grandes beneficios

La evidencia más prometedora hasta la fecha señala tres pilares clave para reducir el riesgo de demencia: actividad física, control de la presión arterial y estimulación cognitiva. Aunque aún no se puede afirmar que estos cambios previenen por completo la enfermedad, su potencial es suficiente como para seguir investigando. Desde la Clínica Mayo nos ofrecen el decálogo fundamental para reducir los factores de riesgo modificables:

      1. Estilo de vida saludable
        Llevar una vida activa y equilibrada resulta clave. Las personas con mayor riesgo que adoptan una alimentación rica en frutas, verduras, cereales integrales, pescado, frutos secos y aceite de oliva —como en la dieta mediterránea—, combinada con actividad física regular, estimulación cognitiva y vida social activa, presentan una mejor salud mental a largo plazo.
      2. Consumo de alcohol
        El abuso de alcohol se asocia con cambios cerebrales significativos. Estudios recientes confirman que los trastornos por consumo excesivo están relacionados con un mayor riesgo de demencia, especialmente de inicio temprano.
      3. Salud cardiovascular
        Problemas como obesidad, hipertensión, colesterol elevado o aterosclerosis no solo afectan al corazón, también al cerebro. La diabetes mal controlada y el tabaquismo se suman a estos riesgos, aumentando las probabilidades de deterioro cognitivo.
      4. Sentidos no atendidos
        Tanto la pérdida auditiva como la visual, si no se tratan, pueden elevar el riesgo de demencia. Cuanto mayor es el grado de pérdida auditiva, mayor es el riesgo. En cambio, utilizar audífonos o corregir problemas de visión puede reducir esa probabilidad.
      5. Depresión en la vejez
        Aunque aún no se comprende del todo, la depresión en personas mayores podría ser un signo temprano o un factor de riesgo vinculado al desarrollo de demencia.
      6. Contaminación del aire
        La exposición prolongada a contaminantes, especialmente a los provenientes del tráfico y la combustión de madera, podría dañar el sistema nervioso y estar vinculada a un mayor riesgo de demencia.
      7. Lesiones cerebrales
        Un traumatismo craneoencefálico grave aumenta significativamente el riesgo de padecer Alzheimer, especialmente en personas mayores de 50 años. El riesgo es más alto si las lesiones han sido repetidas o de gran intensidad, y puede manifestarse entre seis meses y dos años después del golpe.
      8. Trastornos del sueño
        Condiciones como la apnea del sueño se han relacionado con un mayor riesgo de deterioro cognitivo. Dormir bien es, por tanto, un factor más a tener en cuenta en la prevención.
      9. Deficiencias nutricionales
        Tener niveles bajos de ciertas vitaminas —como la D, B6, B12 y el folato— puede influir negativamente en la salud cerebral y aumentar el riesgo de demencia.
      10. Uso de ciertos medicamentos
        Algunos fármacos pueden afectar la memoria, como los somníferos con difenhidramina o los utilizados para tratar la urgencia urinaria (como la oxibutinina). Su uso prolongado debe ser valorado cuidadosamente, especialmente en personas mayores.