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El ejercicio disminuye el dolor y la fatiga por la fibromialgia, según los reumatólogos

  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

El ejercicio es uno de los tratamientos más importantes para la fibromialgia porque fortalecerá los músculos, mejorará el flujo de sangre a los músculos y aumentará su resistencia. También puede reducir el riesgo de diminutas lesiones a los músculos que pueden causar más dolor. Además, el ejercicio puede ayudarle a dormir mejor y a mejorar su sensación general de bienestar.

Para realizar los ejercicios, los expertos previenen de tres factores: realizar los ejercicios al menos tres veces en semana y en días alternos, marcar un objetivo de 20-30 minutos de duración para conseguir el máximo beneficio cardiovascular sin sentir dolor o fatiga, y que la intensidad sea de bajo impacto para no realizar un excesivo esfuerzo.

Mayte Serrat, de la Unidad especializada en Síndromes de Sensibilización Central del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario Vall d’Hebron asegura que el ejercicio físico puede, entre otros aspectos, disminuir el dolor y la fatiga producidos por la fibromialgia.

«Se ha constatado que en personas con fibromialgia el ejercicio físico ayuda a disminuir el dolor y la fatiga, mejora el trastorno del sueño, la funcionalidad y el estado de ánimo. A largo plazo, aunque no hay suficiente evidencia de los efectos que podría tener en la reducción de la sintomatología del FM en general podría ayudar a reducir tanto los síntomas ansiosos como depresivos», ha detallado en el marco del Día Mundial de la Fibromialgia, que se celebra este viernes 12 de mayo.

No obstante, la doctora Serrat ha precisado que el programa debería individualizarse considerando las preferencias de la persona y sus comorbilidades.

Aunque todavía no existe suficiente evidencia sobre el tipo de ejercicio recomendado, investigaciones recientes reportan un mayor potencial terapéutico cuando se realizan en entornos naturales, apunta la especialista.

Una enfermedad estigmatizada

La fibromialgia (FM) es una enfermedad caracterizada por dolor músculoesquelético crónico generalizado y, entre otros aspectos, los afectados pueden sufrir fatiga, rigidez, problemas de sueño, ansiedad, depresión y dificultades cognitivas que empeoran el curso y la evolución de la enfermedad.

Puede llegar a ser invalidante y afectar a la esfera biológica, psicológica y social, ocasionando un fuerte impacto en la vida diaria de las personas que padecen esta enfermedad, así como un alto gasto sanitario.

Pese a todo, la experta ha denunciado que la fibromialgia «sigue siendo en la actualidad una enfermedad estigmatizada, controvertida, muy poco reconocida y aceptada».

Además, supone «enormes» costes tanto directos (atención médica y prescripción de medicamentos) como indirectos (absentismo laboral, pérdida de trabajo, etc). Según el estudio EPISER, se estima que esta enfermedad tiene una prevalencia elevada y podría afectar a más de 900.000 personas en España.

«Su carácter multidimensional hace que requiera un abordaje multicomponente y transdisciplinar, lo que supone un gran reto para científicos y clínicos. Para identificar el tratamiento multicomponente más efectivo para la FM surgió la necesidad de explorar una nueva intervención integrando algunos de los abordajes que tienen mayor evidencia, como son la educación en dolor (integrando los conceptos más actuales de la neurociencia), el ejercicio terapéutico (que es el que goza de mayor evidencia empírica), la terapia cognitiva-conductual y el mindfulness (atención plena)», ha explicado Serrat.

Mientras tanto, el diagnóstico de fibromialgia «se sigue retrasando, en muchos casos, años; y sigue habiendo una gran variabilidad en este sentido», ha lamentado la experta.

Su gravedad se mide tanto con el número de síntomas como con su intensidad y con su impacto o interferencia en la vida de las personas que la padecen.

En este sentido, la directora del Instituto de Salud Musculoaesquelética (Inmusc), Loreto Carmona, ha lamentado que no hay costumbre de medir en fibromialgia.

«Si lo hiciéramos, podríamos ver cómo en realidad los pacientes mejoran, aunque no nos lo parezca ni les parezca a ellos. Además, nos permite saber cuáles son los aspectos que necesitan más atención y también le sirven al propio paciente para aprender a cuidarse», ha remachado la especialista.