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Artrosis: Por qué se produce, cómo se cura y cuáles son los síntomas

Asociada normalmente con las personas que comienzan a transitar la tercera edad, la artrosis es, por definición, una enfermedad reumática frecuente en la última etapa de la vida que, sin embargo, también puede producirse en personas jóvenes, como consecuencia de distintas causas.

Esta patología afecta sobre todo a las articulaciones del cuerpo humano, degenerando poco a poco el cartílago que rodea a los huesos, y que está ahí para evitar que sean precisamente éstos los que absorban los golpes de cada movimiento. De allí el dolor que caracteriza tanto a la artrosis.

Entonces sabemos que la artrosis tiene su explicación en el desgaste del cartílago, al punto de que llega incluso a desaparecer bajo ciertas circunstancias, haciendo aún más extremo este padecimiento, que se refuerza cuando el líquido sinovial también se reduce.

Este líquido sinovial, que a veces es olvidado, es tan importante como el cartílago a fin de prevenir los dolores, dado que se encarga de mantenerlos elásticos e hidratados gracias a su viscosidad.

¿Cuáles son los síntomas de la artrosis?

La presencia de artrosis puede derivar en fenómenos relacionados como el denominado osteofito, como se llama a cuando el hueso crece, ocupando ya nuevos espacios, y surgiendo nódulos a la vista, que tan poco estéticos quedan por esa deformación natural.

En una instancia definitiva, este trastorno puede llevar a la eliminación de los últimos restos de cartílago, un episodio que se distingue por dolores fuertes, localizados, como punzadas, y que se acompañan de hinchazón en las articulaciones, como para no dejar dudas de qué es lo que ocurre.

Otro aspecto a tener en cuenta es que, si bien la artrosis es capaz de afectar cualquier articulación del organismo, es más habitual en aquellas que están constantemente siendo sometidas a movimientos o soportar el resto del cuerpo como rodillas, caderas, columna o manos.

¿Cómo se cura la artrosis?

La respuesta a cómo se cura la artrosis es bastante dura, y es que no puede curarse esta enfermedad, aunque sí hay diversos tratamientos que están más centrados en la reducción o la eliminación del dolor y la inflamación, como por ejemplo los analgésicos recetados por un profesional.

Luego, existen otras alternativas no tan difundidas pero que comienzan a ganar terreno, como los opiáceos menores -codeína y tramadol- o mayores -fentanilo y morfina-; o bien la posibilidad de recurrir a inyecciones de ácido hialurónico en las articulaciones.