Lanzados a la Supercopa

Ensayaba Zidane la Supercopa con un once que será casi calcado al que pondrá ante el Sevilla. Isco o James saldrán y entrará Asensio. No esperen ustedes grandes novedades en los otros diez del Real Madrid. Kroos y Bale viajarán por si hace falta que arrimen el hombro en el segundo tiempo y Benzema dependerá de cómo vaya de esa cadera que le tiene a maltraer desde el final de la temporada pasada.

Casilla se ponía los guantes y le escoltaban Carvajal y Marcelo por los costados y Varane y Ramos en el centro. El capitán recuperaba su particular trono de hierro en la defensa del Madrid. En el centro del campo volvía Modric para darle un toque de distinción al trabajo de Casemiro. Cuando el croata se viste de corto los blancos siempre gobiernan los partidos. Isco era el tercero en discordia, dispuesto a demostrar a Zidane que no quiere que le nominen para salir del equipo este verano.

Arriba, los internacionales españoles Lucas Vázquez y Morata, como recién salidos de La Fábrica. Y James. Oportunidad ideal para el colombiano de demostrar que ha expiado sus pecados y ha cumplido su penitencia. También escaparate para lucirlo, como un cochazo de segunda mano impecable, reluciente y con pocos kilómetros.

Nació algo trabado el duelo, con mucha presión en los dos lados, como Sánchez y Rivera reunidos con Rajoy. Parecía un partido oficial. Vidal, Xabi Alonso y Alaba elevaban la línea de presión del Bayern, con un Thiago ubicuo y preciso. Varane y Ramos conjuraban el peligro con pie firme. Una falta directa de Alaba al filo del minuto diez fue el primer susto para el Real Madrid.

Luego Vidal rondó el gol tras un pase majestuoso de Xabi Alonso, pero el chileno no llegó a contactar dentro del área para alivio de Casilla. Respondió Isco con una maniobra pegada al pico en la que sentó a Vidal, aunque su centro cayó en tierra de nadie. Fue un pequeño espejismo, porque la pelota era del Bayern con Thiago jugando a sus anchas.

Tapón Alonso, ventilador Thiago, cuchillo Alaba

En el 25 otro libre directo de manual botado por Alaba se estrelló contra el palo izquierdo de Kiko Casilla para alivio de Zidane. El austriaco demostraba que el entrenador del Madrid, que le sigue desde hace tiempo, tiene muy buen gusto. Rondaba y merecía el gol el Bayern, que desperdició Green en un mano a mano que sacó con los pies el portero madridista.

Volvió a lucirse Kiko al despejar a córner un disparo de Thiago tras una maravillosa diagonal del centrocampista al que Del Bosque tuvo proscrito en la Eurocopa sin sentido alguno. Por sus pies debe pasar la reconstrucción de La Roja si queremos volver a aspirar a ser alguien en el fútbol mundial. Al dominio alemán le faltaba un punto de desborde por fuera, pero sin Coman, Robben, Ribèry o Müller los de Ancelotti estaban un poco afeitados en las bandas.

El Real Madrid supo sufrir con orden y disciplina y aguantó el empuje alemán para llegar al descanso con la puerta a cero. En el descanso James y Modric se quedaron en el vestuario y saltaron al campo más rodados Kovacic y Asensio. Morata tuvo su primera ocasión de la pretemporada en el minuto 50, pero su durísima volea desde fuera del área tras una jugada coral se marchó fuera.

Perdona Morata, al palo Isco

El Bayern había aflojado su presión y se estiraba el Madrid como quien se despereza después de la siesta. Y repitió Morata en el 58 después de una genialidad de Marcelo, que dividió las huestes alemanas por el centro con su bendito desorden. Morata recibió en el área, se acomodó, colocó bien el cuerpo, pero su disparo se fue desviado. Ahora el partido era de los de Zidane.

En el 61 fue Isco quien tuvo el 1-0 en sus botas después de un giro que hubiera dado envidia a Bisbal y un disparo envenenado desde la frontal que se estrelló contra el palo derecho de la portería del Bayern. El Madrid, con un Kovacic eficaz y un Marcelo desatado, encerraba a los de Ancelotti en su área con más intensidad, velocidad y precisión.

Zidane seguía con sus rotaciones. Dentro Lienhart, Danilo y Odegaard. Fuera Carvajal, Ramos e Isco. El Madrid incrementaba un punto su presión con cada cambio. Mientras, Ancelotti, como hacía en su etapa en la casa blanca, esperaba a que sonara la alarma de su viejo Nokia para hacer los cambios a partir del minuto 75. Apenas había sacado al joven Benko para dosificar a Xabi Alonso.

Y entonces apareció Danilo

Zidane sonreía al ver cómo su equipo había dado un paso adelante en el segundo tiempo. Dominaba, tocaba con soltura y presionaba con intensidad. Buenas noticias para la Supercopa. Más cambios. Entraban más chavales, liderados por Mariano. Y entonces apareció Danilo para parecerse al del Oporto. Rondaba el minuto 80 y el brasileño se fue para arriba sin complejos, trazó una diagonal con habilidad, la pelota le cayó en su pierna izquierda y se cascó un zapatazo que se coló por el centro de la meta de Ulreich.

El Madrid obtenía el premio a su insistencia y a su fútbol total en la segunda parte. Entre Lucas y Mariano estuvieron a punto de cocinar el segundo, pero lo evitó la cabeza salvadora de Javi Martínez. Aunque el Bayern, siempre orgulloso, no se daba por vencido, el partido estaba a merced de los de Zidane.

Pero el Bayern no llegó a ser el Bayern por dejarse ganar fácilmente ni por rendirse. Así que en los últimos cinco minutos los alemanes se echaron arriba y encerraron al Madrid en su área. Pero ahí estuvieron los muchachos de Zidane, con un equipo plagado de jugadores del filial, para resistir hasta el final las embestidas de los de Ancelotti y llevarse una victoria merecida.

Pudo cerrarla Mariano con un tirazo desde dentro del área que se fue desviado por poco y con un mano a mano que sacó Ulreich, pero ahí se acabó el partido. El Real Madrid se impuso al Bayern y llega lanzado a la Supercopa.