FINAL FOUR EUROLIGA: FENERBAHCE VS REAL MADRID

Llull no pudo contra todos (84-75)

sergio llull
Sergio Llull no pudo sólo contra los pivots del Fenerbahce. (AFP)
Francisco Rabadán
  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

No pudo ser. El Real Madrid se dejó el alma por intentar reeditar una finalísima de Euroliga con Olympiakos, pero se topó con el rival más duro que quizá haya conocido Pablo Laso en estos seis años al frente del equipo madridista. El Fenerbahce funcionó como una máquina de máxima precisión que dominó y maniató a unos blancos que no pudieron estar a la altura de lo esperado y cayeron en las semifinales por 84-75.

Sólo Llull y Carroll dieron la talla en un partido donde los pivots locales hicieron lo que quisieron. Obradovic no ha inventado el baloncesto, pero cada vez que puede reinventa los sistemas y vuelve a sacar partido de cosas que parecían imposibles de darse. ¿O es que alguien en su sano juicio se la jugaría con dos pivots puros para tumbar al Real Madrid?

El partido fue una guerra declarada desde el primer segundo y los visitantes acudieron a la contienda sin su mejor guerrero, el descartado Andrés Nocioni. Cada balón suelto se convirtió en una batalla con superestrellas del baloncesto europeo tirándose al suelo como quinceañeros. El Madrid sabía que se encontraría a un rival intenso, pero jamás pensó que Obradovic convencería a una corte galáctica de que para ganar había que bajar el culo –como dice el argot– como nunca antes habían hecho.

Una muestra de ello era ver a Bogdan Bogdanovic, quizá el joven más talentoso de Europa junto a Luka Doncic, hostigando a Sergio Llull en los primeros minutos hasta el punto de no dejarle recibir ni un balón. El Madrid, viéndose con su superestrella anulada, recurrió a la perla eslovena, a la que el escenario le pudo durante todo el encuentro.

El Fenerbahce fue tejiendo una ventaja que bien pronto pasó la decena de puntos en el primer cuarto. El Madrid era incapaz de anotar cerca del aro con dos pivots colosales como Udoh y Vesely taponando cualquier penetración, al tiempo que los triples no entraban. Obradovic dio un giro de tuerca a su guión maestro encimando a todo el mundo menos a Llull. La consecuencia vino con los 11 puntos que anotó el menorquín de los 13 que sumó el Madrid en el primer cuarto; el hecho fue que ningún efectivo de los blancos se encontraba con confianza.

Con Llull en el banquillo, al Madrid le costó cuatro minutos y ocho segundos anotar su primera canasta en el segundo cuarto. Una odisea estadística en ataque, pero efectiva puesto que el Fenerbahce tampoco conseguía distanciarse más allá del 26-13. Laso intentó copiar la estrategia que tan bien le salió en la Final Four de 2015 cuando puso un quinteto lleno de especialistas defensivos rodeando a Sergio Rodríguez. La diferencia es que Rudy Fernández haciendo Chacho no es ni mucho menos lo mismo.

Una reacción desde el caos

Laso, viéndose al borde del abismo, se vio obligado a sacar uno de los ases que se guardaba en la manga. Puso una defensa 1-2-2 presionante a toda cancha y el partido se le descontroló al Fenerbahce por minutos. El caos beneficiaba a un Madrid que empezaba a correr con eficacia y hacía daño con Thompkins y Randolph abierto como dos tiradores más. Vesely y Udoh ya no podían jugar a la escoba con cada penetración de los blancos.

De los 13 de ventaja se pasaron a dos obligando a Obradovic a pegar un par de gritos a los suyos para que volviesen a defender. Tanta intensidad sacó del partido a Randolph temporalmente con un fuerte golpe en la costilla de Vesely. Todo el Madrid pareció haber recibido el latigazo. El Fenerbahce se iba al descanso con la decena de puntos nuevamente. Los 19 tantos de Llull eran insuficientes para mantener la esperanza.

El descanso trajo la buena noticia de la resurrección de Randolph. Sin embargo, el Fenerbahce volvía a plantear el duelo como una guerra física, sin piedad y jugando al borde de la falta en cada acción. Laso sorprendía con Rudy y Draper de titulares en la segunda mitad enviando un claro mensaje de que en la defensa iba a estar el devenir del duelo.

Imparable el juego interior turco

El Madrid, sin embargo, tenía que remontar una losa importante en el marcador. 10 puntos de desventaja contra el Fenerbahce son 20 contra cualquier otro equipo. Jaycee Carroll lo sabía y empezó a enchufar como si no hubiese un mañana –tres triples consecutivos–, pero se encontró con que nadie le acompañó. Los blancos eran incapaces de parar la conexión Vesely-Udoh (11 asistencias entre los dos) en la pintura, al tiempo que Doncic seguía apagado y sin visos de mejorar. Las pérdidas no permitían que el campeón de la fase regular de la Euroliga pudiese acercarse mínimamente para poner los nervios en un Sinam Erden que llevó en volandas a su equipo.

El Fenerbahce sintió que había dejado K.O. al Madrid tras un inicio de último cuarto fulgurante de Sloukas. La desesperación cundía en forma de tiro de tres puntos precipitado entre los blancos ante una defensa que era una roca. Datome, estrella italiana venida a menos, hizo un favor a los nuestros fallando tres tiros prácticamente consecutivos. Laso se frotaba los ojos ante esa concesión y viendo que no era tan imposible acortar ocho puntos en seis minutos.

Sin embargo, cuando las cosas van torcidas desde el principio es muy complicado cambiar la tendencia. El Madrid volvió a caer en viejos vicios y no defendió bien los cortes de Udoh ni los tiros abiertos de Dixon para volver a restablecer la ventaja en un guarismo inabarcable para los blancos.

El Madrid lo dio todo, pero se vio superado por un Fenerbahce que no podía permitirse dejar escapar una Final Four en casa. Los blancos aprenderán de esta derrota y sobretodo un Doncic que vio cómo los grandes equipos europeos suben dos peldaños defensivos cuando hay títulos en juego. Laso empeora sus estadísticas en Final Four hasta un triunfo en cinco ediciones, pero no es menos cierto que hoy se encontró con el rival más potente que jamás ha conocido el Real Madrid en Europa.

Lo último en Deportes

Últimas noticias