Opinión

Yolanda Díaz entre dos fuegos

  • Graciano Palomo
  • Periodista y escritor con más de 40 años de experiencia. Especializado en la Transición y el centro derecha español. Fui jefe de Información Política en la agencia EFE. Escribo sobre política nacional

Yolanda Díaz, la ministra más ridiculizada a través memes desde hace tres décadas, se ha encontrado de sopetón con un dilema pese al mantra que repite desde al alba a la noche («el gobierno de coalición progresista goza de buena salud») y que nadie se cree.

Si Sánchez se ha atrevido a excitar las bajas pasiones de Sumar, partido, movimiento o lo que sea, repleto de sensibilidades comunistas, al anunciar un rearme con más de 10.000 millones de euros, es porque sabe que la teórica jefa no se apeará de la mamandurria ni aunque resucitara su «amigo» Francisco.

¿Dejar motu proprio el poder? ¿Bajarse del coche oficial y tener que descender al Metro? ¿Mimetizarse entre el pueblo llano perdiendo el protagonismo mediático que le priva? ¿Tener que presentar su CV en busca de empleo? ¡Por favor!

Yolanda Díaz es la persona que más disfruta del poder en España de muchas décadas. Quizá porque nunca le pasó por la cabeza que gracias a Pablo Iglesias llegara desde su escaso andamiaje técnico, cultural y profesional a la Vicepresidencia del Gobierno. Lógico que se resista a dimitir y abandonar todo lo que le ha hecho famosa y le ha permitido dejar los vaqueros rotos por modelitos fashion.

Uno de los fuegos que rodean a la ferrolana es el atizado por el comunista/guerrillero Enrique Santiago. Le asiste toda la razón al portavoz parlamentario de Izquierda Unida al pedir que Sumar abandone el Ejecutivo tras la decisión unilateral de Sánchez de ir directamente al rearme con esos diez mil millones del ala que nadie sabe de dónde los sacará.

Sánchez, además de ciscarse y ningunear la importancia política de los neocomunistas, ha funcionado como lo que es y lleva tiempo conduciéndose. Que sólo cree en su poder y en sus propios intereses. Viene urgido por la Unión Europea y la OTAN para elevar la inversión en Defensa y ante ello sacrifica todo lo sacrificable, en este caso, doña Yoli, aunque está seguro que no abandonará el barco, aunque políticamente tenga que abjurar de todo lo abjurable.

La vida política tiene estas ironías. La señora Díaz tiene en su mano acabar con el pernicioso Gobierno Sánchez. Lo que no ha podido toda la oposición al unísono y por separado.

El resultado de esta contradicción ultraizquierdista lo tiene meridiano el columnista.