Vais a ver qué invierno tenemos

Vais a ver qué invierno tenemos
Vais a ver qué invierno tenemos

Yo no estoy viendo a ningún partido tomar ese toro por los cuernos con seriedad. Hablo del desastre energético que planea sobre nuestras cabezas. Repasando la prensa de Cataluña, sólo veo un articulo de Joaquim Coll en Crónica Global hablando del “realismo” energético. La propia ministra de Ciencia, Diana Morant, aún va diciendo que “no debemos apostar por la nuclear, es un engaño populista”.

Pero ya sabemos qué va a pasar. En cuanto Alemania, primera economía de Europa, de un paso decidido en la dirección obvia, el proteico y multiforme Sánchez de lo que hasta ahora decía digo pasará a decir Diego. Y no tardará, imagino, pues Alemania ya está considerando extender la vida de las tres centrales nucleares que tiene en funcionamiento, y que iba a cerrar a fines de este año. Son las que aún quedan después de desmantelar las 17 que llegó a tener por culpa de una Ángela Merkel que hizo suyo el discurso antinuclear de los Verdes por razones meramente electorales. Fue en el 2011 cuando, tras el accidente de Fukushima, la canciller decidió que iba a prescindir de ellas en favor de las renovables y de la compra del gas ruso. Fue un proceso asombrosamente rápido pues para el 2020, Alemania había reducido su participación nuclear del 30 al 11 por ciento. Luego, el último día de 2021, cerró la mitad de los seis reactores nucleares restantes. ¡Fukushima! Aquello sí que fue un escándalo de desinformación populista. Ahora en Japón su primer ministro, Fumio Kishida, pondrá en funcionamiento este próximo invierno nueve reactores nucleares. De repente todos recuerdan que, directamente de la afectación de la central japonesa, sólo murió una persona. El resto de víctimas, 15.899,  se debieron al espantoso tsunami que asoló sus costas.

Algunos presidentes socialistas se están moviendo a pesar de lo que dice beatamente Diana Morant. Tanto el valenciano Ximo Puig, como el de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, se plantean una prórroga de la centrales nucleares de su territorio: Cofrentes, cuyo cierre está previsto para 2030, y  Almaraz, cuyo desmantelamiento tiene fecha de 2027 en caso de la Unidad I y de 2028 en el de la Unidad II.

Putin sabe que Europa produce 3,6 millones de barriles de petróleo al día pero utiliza 15 millones al día. Sabe que Europa produce 230 mil millones de metros cúbicos de gas natural al año pero utiliza 560 mil. Sabe que usa 950 millones de toneladas de carbón al año pero produce la mitad. Y que su país, Rusia, produce 11 millones de barriles de petróleo al día y gasta 3,4, y 700 mil millones de metros cúbicos de gas al año, con un consumo propio de alrededor de 400 mil millones. Además, Rusia extrae 800 millones de toneladas de carbón cada año de las que utiliza 300. Así es como el invasor de Ucrania termina suministrando alrededor del 20 por ciento del petróleo de Europa, el 40 por ciento de su gas y el 20 por ciento de su carbón.

El “engaño populista” de Diana Morant está en la misma línea del de la niña Thunberg, que calificó la energía nuclear como “extremadamente peligrosa, costosa y lenta” a pesar de que la energía nuclear es segura y fiable. Como dice Michael Shellemberger, autor de No hay apocalipsis: “No es demasiado tarde para que el resto de Occidente salve al mundo de los regímenes tiránicos que han sido empoderados por nuestras propias supersticiones energéticas.”  Si Putin desea que Ucrania sea parte de Rusia más de lo que Occidente quiere que sea libre vamos a fracasar. A él no le importa una tremenda pérdida en vidas y recursos  para conseguirlo y aquí estamos muy bien acostumbrados. Si no, miren los titulares de las noticias y fíjense en las tonterías que centran el interés general.

Lo último en Opinión

Últimas noticias