El Supremo a Sánchez: no se puede traficar con las competencias exclusivas del Estado

Sánchez Supremo

El Tribunal Supremo ha anulado, con el argumento inapelable de que «ha de ser competencia exclusiva del Estado», el Real Decreto del Gobierno por el que se traspasan al País Vasco los servicios y las funciones en materia de homologación y declaración de equivalencia de títulos de sistemas de educación superior extranjeros a un título universitario oficial español. Y deja esta frase como aviso a navegantes: la competencia, aun siendo ejecutiva, según se apunta, es del Estado. Por tanto, señala que «no caben traspasos de funciones y servicios a las comunidades autónomas en los términos en que se ha efectuado por el Real Decreto 366/2024 y el Acuerdo que contiene».

Si el Tribunal Supremo rechaza el traspaso de competencias al País Vasco en materia de homologación de títulos universitarios, con más motivo traspasar o ceder competencias en materia de política migratoria y control de fronteras -que es lo que ha conseguido sacarle Carles Puigdemont a Pedro Sánchez- es contrario a la Constitución, pues, como señala el alto tribunal, lo que es competencia exclusiva del Estado no se puede traspasar, ceder o arrendar y mucho menos por siete votos que garantizan la continuidad de Pedro Sánchez. El Gobierno pretende vendernos como constitucional la cesión a Cataluña de competencias en materia migratoria y control de fronteras, pero el Supremo, invocando la doctrina del Constitucional, ha dejado claro que hay materias del Estado indelegables, pues «no existen razones para entender que la competencia no sea estatal, de acuerdo con el artículo 149.1 de la Constitución».

Lo expresado por el Supremo es de total aplicación a la cesión de la política migratoria al separatismo catalán. No puede ser, por mucho que el Gobierno se abrace a la retórica para tratar de convencernos de que no es un traspaso, sino una delegación de competencias. El Supremo ha hablado claro y dejado con las posaderas al aire a un Gobierno que pretende saltarse la Constitución por la vía de una trampa retórica.

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