Sánchez no tardará mucho en engañar a ERC
Pedro Sánchez es un tahúr de la política carente de escrúpulos y convicciones. Su palabra vale poco o nada en el mercado de valores, no los bursátiles, sino los que tienen que ver con la moral o la ética. De ahí que para mantenerse en el poder prometa una cosa y lo contrario. Su acuerdo con ERC representa la claudicación del Estado; los separatistas catalanes le han obligado a suscribir pactos que atentan contra la dignidad de España y de los españoles. De su cumplimiento depende su supervivencia política, pero hablando de Sánchez todo es posible. Hasta que trate de engañar a Esquerra.
Lo que pretende Sánchez, una vez asegurada su permanencia en La Moncloa, es ganar tiempo y regatear las exigencias máximas de los golpistas catalanes. Es consciente de que, por mucho que quisiera, hay líneas rojas que no puede traspasar y que una reforma constitucional que satisfaga las aspiraciones de los independentistas catalanes es imposible sin el acuerdo del PP. De ahí que su estrategia pase por dar al partido de Oriol Junqueras una batería de gestos y un trato económico a la carta para Cataluña, pero sin cumplir -porque no puede-con las reivindicaciones más rupturistas a las que se comprometió durante las negociaciones.
La máxima exigencia de ERC implica el perdón a los condenados por el 1-O y otras causas relacionadas con el separatismo, una cuestión imposible de camuflar legalmente. La celebración de un referéndum abiertamente inconstitucional, otra de las pretensiones separatistas, aniquilaría al PSOE desde el punto de vista electoral, de modo que la estrategia de Sánchez pasa por afianzar su Gobierno de coalición con Podemos, convencido de que los de Iglesias se agarrarán al poder y los cargos antes de poner en peligro la viabilidad del Ejecutivo. Por decirlo más claro: que no presentarán problemas por la cuenta que les tiene.
Así que la solución que ha encontrado Sánchez es la de siempre: aguantar cogido del brazo de Podemos y no cumplir las exigencias máximas de los separatistas por mucho que le llamen mentiroso a la cara. Se avecina un período de inestabilidad política sin precedentes, pero la consigna de Sánchez es resistir en La Moncloa a toda costa.
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