Opinión

Sánchez, «líder» del acuerdo de paz de sus queridos Trump y Netanyahu

La semana que hoy comienza da continuidad a la intensa semana política que culminó ayer con la celebración de la Fiesta Nacional, pródiga en acontecimientos que merecen una serena reflexión. Esa continuidad de sucesos hace referencia entre otros, a la polémica por no felicitar el sanchismo a la Premio Nobel venezolana María Corina Machado para no contrariar a su querido aliado Maduro.

Y al que hoy se formaliza en Egipto que abre la puerta a una razonable esperanza de que finalice la dramática guerra en Gaza, comenzada hace dos años el 7 de octubre, por una masacre terrorista de Hamás. En la Historia, aquel ataque remite -temporalmente- al de la misma fecha de 1973, conocido como el de comienzo de la guerra del Yom Kippur -día santo para los judíos-con el que los países árabes totalmente derrotados en la Guerra de los Seis Días de 1967, quisieron vengarse de aquella.

Aunque no guste a la «progresía» sanchista, lo cierto es que el «ultraderechista» Trump, ha conseguido un acuerdo con el «genocida» Netanyahu para un «alto el fuego» mediante un canje de prisioneros y un repliegue del ejército de Israel en la Franja. Y que hoy materializa su comienzo.

En las últimas semanas la tensión política sobre Gaza había alcanzado niveles desconocidos desde hacía mucho tiempo, y hoy la situación ha cambiado radicalmente: y para bien. Decíamos que merece reflexión lo que estamos viviendo en España sobre Gaza, por cuanto el sanchismo ha querido liderar internacionalmente una respuesta ante el que consideraban como «genocidio gazatí». Hasta el ministro Albares se ha permitido decir que «España» ha liderado este acuerdo de paz, lo que no sólo roza el ridículo sino que lo supera ampliamente.

Terminado -de momento- ese dramático conflicto, utilizado por Sánchez para desviar el foco informativo sobre la corrupción que le acecha, ahora necesita abrir uno nuevo; porque no olvidemos que éste es además el tercer ejercicio presupuestario consecutivo, en que el gobierno ha incumplido literalmente el artículo 134 de la Constitución. Y «el aborto» desean que ocupe ahora ese papel.

En la Fiesta Nacional de este reciente domingo se pudo constatar una vez más que Sánchez está inmerso en una huida permanente de su realidad política. La de Paiporta no fue sino el despegue de la misma ante un clima social y político que le impide salir a la calle con un mínimo de normalidad. Ayer huyó del Palacio Real, y hoy huye de España camino de Egipto, para estar presente en esa formalización del acuerdo conseguido por su «amigo» Trump. Con su amiga Hamás que desaparece del escenario futuro en la Franja como condición inexcusable para la paz, España con Sánchez también desaparece del Oriente Próximo como actor político y económico en tan importante región. Lo que es otra consecuencia de la pérdida reputacional que está padeciendo internacionalmente España: arrastrada por el sanchista Frente Popular social comunista en el gobierno.

Sanchez concluyó la pasada Sesión de Control del Congreso con la frase de «¡Ánimo Alberto!» creyendo que era una ocurrencia graciosa y útil para evadirse de su próxima comparecencia en la Comisión de investigación del Senado. Y que Feijoo le acababa de anunciar, pero de esa cita no va a poder huir como de Paiporta y el Palacio Real. Entre las citas judiciales de sus colegas del Peugeot estos días, y la de su Fiscal General el 3 de noviembre, le espera el Senado, por donde lleva más de año y medio sin aparecer. Dada la obligación de responder y hacerlo con sujeción a la verdad, sobran comentarios al respecto.

El Partido Popular juega fuerte en este envite y confiamos que Sánchez no salga ileso políticamente de él, ya que se creería «de verdad» con capacidad de aguantar hasta 2027. Desde luego a Vox, que está reforzado electoralmente con la polarización política inducida por el sanchismo, ese eventual escenario le beneficiaría. La diferencia fratricida en relación con el aborto en el seno del PP, es muy importante a esos efectos para una parte significativa de su electorado.

Con una victoria en ese inminente duelo parlamentario frente a Sánchez, habrá conseguido cavar la tumba política definitiva del sanchismo. Para el bien de España, su democracia y la convivencia política y social.