Opinión

¿Es Sánchez un cenizo (gafe)?

  • Graciano Palomo
  • Periodista y escritor con más de 40 años de experiencia. Especializado en la Transición y el centro derecha español. Fui jefe de Información Política en la agencia EFE. Escribo sobre política nacional

Raúl del Pozo, por el que pasan los hechos y las generaciones de políticos pero no los años, ha dejado caer que Pedro Sánchez es un «cenizo», que dicho en lenguaje cervantino significa gafe o persona que trae mala suerte.

No me atrevería a llegar a tal categórica conclusión, entre otros argumentos porque, sin estar preparado en absoluto para ser el primer ejecutivo de la nación, lleva seis años y medio instalado en la mamandurria del poder. Si «cenizo» se entiende por llevar mala suerte a los demás, quizá podríamos estar más de acuerdo; pero, en cualquier caso, no para todos, porque a los que le rodean, declaman públicamente adorarle y pisan genuflexos sus zapatos de marca tampoco les va mal.

Cierto es que hay gobernantes (o los que dicen serlo) que tienen suerte; otros que parece les ha mirado un tuerto y el resto neutros. Como en la vida misma. En cualquier caso, son hechos ciertos que hasta ahora en ese tiempo que habita en el palacio de la Moncloa, Pedro Sánchez ha acumulado un sinfín de trágicas desgracias y se pueden tabular enormes acontecimientos en color negro. Desde la pandemia Covid, que compartió España con el resto del mundo mundial (180.000 muertos aquí…o más, nunca dieron cifras), el volcán terrible de La Palma y ahora por abreviar la terrible DANA arrojada con fiereza contra el Levante, Castilla-La Mancha y Andalucía. Atrás quedan los abrasadores y pavorosos incendios en medio país y, casi al mismo tiempo, la devastadora sequía que suele golpear por estos lares con implacable acento en vidas y haciendas.

Juan Figueroa, un entrañable y sabio amigo gallego que cree en las «meigas», cada vez que algo extraordinario y en negativo ocurre en España me suele mandar un whatsapp subrayando la condición de «gafe» del primer ministro. Y apostilla: «Sólo le falta un episodio colza como aquel que ocurrió en España a comienzos de los años 80 del siglo pasado».

El escribidor, que cree poco en las brujas pero sí en la suerte, tiene poco que añadir al respecto. Cree, eso sí, en el trabajo bien hecho de los gobiernos, y eso siempre lleva trabajo y más trabajo. La frivolidad, la irresponsabilidad gubernamental en asuntos de calado, y los brindis al sol en forma de gafitas de cristal ahumado en los falcon no suelen resistir ni medio chirimiri.

¿Me han entendido?     

PD. Frente al bulo extendido interesadamente por Moncloa en sus medios de cabecera, tengo que salir al paso de una especie falsa de toda falsedad. En las terribles riadas ocurridas en Bilbao en el verano de 1983 (40 muertos y 5.000 desplazados) el liderazgo para hacer frente a la tragedia correspondió a Felipe González, que movilizó en 72 horas el despliegue de diez mil soldados, la Guardia Civil y demás efectivos. El entonces lendakari, Carlos Garaicoechea, se limitó hacerse fotos con botas de goma y camisa llena de barro.

La verdad es la verdad.