La realidad que incomoda a la Izquierda

La realidad que incomoda a la Izquierda

Una pregunta con la que siempre se desarma al votante de izquierdas es pedirle que ponga un ejemplo de país socialista en el mundo que haya reducido las desigualdades. Sí esas diferencias entre los sectores más pudientes y más desfavorecidos que tanto afirman combatir briosamente. Por supuesto que no serán capaces de responder a la cuestión e incluso recurrirán a los manidos ejemplos de los países nórdicos europeos como Suecia, Finlandia, Noruega o Dinamarca. Sin embargo, en la última semana hemos conocido que la imagen idealizada de la izquierda de estos países tiene más de estereotipo que de verdadero ejemplo a imitar.

En su edición de la pasada semana de la revista The Economist, se afirmaba que Suecia, el país de los sueños de los socialistas, sanctasanctórum de la socialdemocracia y demás ‘progres’, tiene un multimillonario por cada 250.000 personas, una de las tasas más altas del mundo. Suecia, el país que encandiló a Felipe González a través de Olof Palme y que contribuyó a la renuncia del fracasado marxismo por parte del PSOE para abrazar la llamada socialdemocracia, tiene un total de 31 milmillonarios frente a los 25 que hay en España. Pero claro la diferencia es más abismal si tenemos en cuenta que España cuadruplica a la población sueca.

Allí, el propietario de H&M, Stefan Persson, o el fundador de Ikea, Ingvar Kamprad, son venerados por izquierda y derecha del espectro político no sólo por su trayectoria emprendedora, sino por sus contribuciones sociales. La misma izquierda política que aplaude desde España al ‘modelo sueco’ es la que se enzarza en una campaña de acoso al empresario de más éxito en España, Amancio Ortega, por sus donaciones sociales. Otro indicador de la doble moral instalada siempre en la división y polémica de una izquierda que ha sustituido a Olof Palme para traerse ahora de Suecia a Greta Thunberg.

Suecia, según The Economist, es también es uno de los países más desiguales del mundo en términos de distribución de la riqueza. Según una estimación de la revista, el valor de la fortuna de los millonarios suecos es equivalente a una cuarta parte del PIB anual del país. Solo en paraísos fiscales como Chipre o Mónaco, o en economías como la de Rusia o Georgia, los plutócratas son más ricos que en Suecia.

Un caso muy parecido es el de Noruega o Islandia. Ambos ocupan los puestos noveno y décimo de número de ricos por cada millar de habitantes. Allí hay una media de un millonario por cada 350.000 habitantes, mientras que en España hace falta reunir a casi dos millones de ciudadanos para encontrar a un acaudalado personaje.

Otro de los eslóganes que tanto desde el PSOE como de la extrema izquierda podemita se repite es la idea de que la desigualdad ha aumentado en el mundo rico. “La desigualdad extrema quiebra la democracia” ha repetido hasta la extenuación Pablo Iglesias para justificar y proponer medidas más radicales, para supuestamente redistribuir la riqueza, como las subidas de impuestos que tanto atemorizan a los productores de riqueza nacional, es decir, los empresarios. Decir que el 1% más rico tiene tanto como el resto del mundo no se corresponde para nada con la realidad según el mismo informe de la revista The Economist. Para sus autores, los datos utilizados por algunos economistas y que habían servido para dotar de artillería a la izquierda, así como para sustentar su argumentario ideológico estaban tergiversados, mal calculados, sesgados y, por tanto, no son creíbles. De modo que la realidad imperante hoy en día es que el único modelo capaz de haber sacado de la pobreza a millones de personas en todo el mundo durante los últimos 150 años tiene un nombre: el capitalismo.

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