Reagan y Yolanda
Hace unos días, en la prensa de Podemos aparecía una fotografía de la ministra de trabajo, Yolanda Díaz, con el siguiente titular: “7 millones de españoles están protegidos por las ayudas del Gobierno de coalición.”
¡Cuánto les gusta presumir a algunos de la cantidad de ayudas que dan!, pensé. Y me acordé de R. Reagan cuando decía aquello de que “los programas de protección social no deben medir su éxito por el número de ayudas que dan, sino por el número de personas que las necesitan”.
Por escribir esto en las redes me gané unos cuantos ataques así que he pensado redimirme con este artículo por tamaña ofensa.
Mi primer fallo fue nombrar a Reagan. Si la misma frase la hubiera dicho Obama, Yoko Ono o el Dalai Lama no pasaría nada, pero la sola mención de Reagan a algunos les causa urticaria.
Mi segundo error fue cuestionarme prioridades y pensar que las ayudas eran consecuencia de un fracaso. Pero claro, debí comprender que cuando no se puede presumir de superávit para hacer frente a la crisis o de anticipación para paliar el impacto de la pandemia, siempre se puede presumir de venir con la subvención.
También me equivoqué al pensar que el gobierno no da nada, que los que lo dan son los contribuyentes. Yo creía que Amancio Ortega sí que podría presumir de dar ayudas, de su bolsillo, pero veo que también se puede presumir con el bolsillo de otros, como Yolanda.
De lo que sí podría presumir el Gobierno es de gestionar rápido y bien, tal como reflejaba la noticia, en la que aseguraban que “en solamente mes y medio” esos 7 millones de ciudadanos ya estaban recibiendo las ayudas. Me equivoqué al no ver esa gestión tan eficiente, como tantos miles de ciudadanos con derecho a las ayudas que parece que tampoco la van a ver hasta junio.
Pero mi último error fue el peor. Yo solo criticaba que Yolanda presumiese de las ayudas, no las ayudas en sí. Pensaba que si hay que dar ayudas, bienvenidas sean; pero que fardar de ellas, por todo lo dicho, era presuntuoso.
Aquí es donde los bienhechores de la izquierda, superiores moralmente a cualquier disidente, me pusieron en mi sitio y me condenaron por ser un insensible y un egoísta neoliberal al servicio de los mercados.
Volví a acordarme de Reagan cuando decía aquello de que “Cada vez que ustedes y yo cuestionamos los esquemas de esos bienhechores, somos denunciados como contrarios a sus objetivos humanitarios. Parece imposible debatir legítimamente sus soluciones sin la asunción de que todos nosotros compartimos el deseo de ayudar a los menos afortunados. Pero nos dicen que estamos siempre en contra de, no a favor de nada…”
Así que ya sabe, si se le ocurre coincidir en los fines (ayudar a los que lo necesitan) pero con otros mensajes y estrategias, no lo diga no vaya a ofender. Haga mejor como Yolanda, y si la cosa empeora porque lo hacen mal y hay que dar más, más podrá presumir.
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