¡Qué penetrante olor a podrido…!

Cada día, un escándalo. Así continúa Pedro Sánchez, el one, el puto amo, de derrota en derrota hasta el ocaso final. En estos momentos, España no da crédito al hecho innegable de que una de sus fontaneras a sueldo (que cobra de empresas públicas, es decir, de los impuestos), haya podido reunir en la sede profesional del abogado Jacobo Teijelo a un grupo de personas para afirmar, entre otras cosas, que el jefe de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, Antonio Balas, «mejor, muerto».
Unas horas después uno de los empresarios corruptos de cabecera de Ferraz, Pérez Dolset, no tiene inconveniente en declarar a un medio informativo que toda la operación criminal contra los investigadores de la UCO, incluido su teniente coronel jefe, está ordenada y dirigida por Sánchez y su Poncio en el cuartel general de la calle Ferraz, el electricista navarro Santos Cerdán.
Lo que las grabaciones emanan y permiten colegir es, ni más ni menos, que desde el poder de la nación, Presidencia del Gobierno, se ha urdido una trama materializada por una banda, dispuesta a todo para intentar que las causas penales abiertas por los jueces sobre la base de investigaciones de la UCO pueden finalmente ser enjuiciadas. Sánchez y Cerdán. Cerdán y Sánchez al mando.
¿Se imagina el lector si esto se hubiera producido en cualquier país mínimamente decente y democrático del mundo libre, lo que hubiera ocurrido con ese gobierno y con ese partido que le sustenta? No hubiera durado ni una hora hasta dar con sus huesos en la dimisión o la cárcel o ambas cosas seguidas.
Antes de que España conociera fehacientemente todo el pus, todo el detritus de color amarillo que esas grabaciones ponen de manifiesto y que no dejan lugar a duda alguna acerca del cariz mortalmente antidemocrático de la cúpula del Gobierno, los ciudadanos mejor informados ya intuían que esa banda encabezada por Sánchez, Ábalos, Cerdán, etc. se estaban forrando a costa de todos; si, los mismos que llegaron al poder no por unas elecciones libres, sino por el éxito de una moción de censura que dijeron estaba destinada a combatir la corrupción. Llevan muchos años a las órdenes del one y más de un lustro dejando su tarjeta de visita en plan mafioso en las acciones que perpetran.
El olor es tan penetrante, tan repulsivo, tan inaguantable, que algo habrá que hacer al respecto. Por de pronto, presentar una denuncia judicial ante todos ellos. Quizá lo segundo y perentorio sea acudir a una moción de censura. Se gane o se pierda.