El PSOE y Cataluña, otra relación problemática
El pasado mes de Septiembre, con ocasión de las dificultades para formar Gobierno, analizábamos en estas páginas la problemática relación del PSOE con Podemos. Junto a la misma, existe otra relación problemática del PSOE que bien merece un análisis: la del PSOE con Cataluña.
Como en general es sabido, el PSOE de Felipe González de los 70 intentó absorber a otros partidos socialistas que existieron en las Españas en aquellas fechas, entre los cuales estaba el PSC- Congrés de Joan Raventós, que como partido diferenciado se federó con el PSOE, llegando a tener grupo separado en el Congreso. Dicha integración siempre ha sido vista con malos ojos en el resto de España, dentro y fuera del socialismo, pues mientras el PSOE era un partido español que recogía todo el “voto charnego” en Cataluña, el PSC era un partido mucho más burgués y mucho más nacionalista catalán.
El esquema creado del PSC con el PSOE ha generado una relación problemática del PSOE con Cataluña que produce una suerte de “doble engaño” al electorado: hacia el llamado “unionismo” el PSC-PSOE es un partido españolista, pero que nunca ha terminado de enfrentarse al nacionalismo; hacia el independentismo, el PSC es un partido catalanista, pero que resulta tibio porque se debe a la estrategia electoral del PSOE. Fruto de este “doble engaño”, Ciudadanos se hizo con una parte importante del voto del PSC-PSOE siguiendo el vector unionista; y dos escisiones del PSC dieron lugar al Moviment de Esquerras (MES), que defendió la socialdemocracia soberanista y se integró en Junts pel si, desembocando después en ERC (y ahí tenemos a Ernest Maragall, a quien el PSC ha impedido ser Alcalde de Barcelona). Fruto de dichas fugas, el PSC no ha vuelto a tener la posición electoral que tenía antaño, cuando siempre ganaba por goleada las generales en Cataluña.
El otro día, un pequeño empresario independentista de la Cataluña central se me lamentaba de la operación policial contra los CDR y el efecto des-legitimador que podía tener la violencia para todo el movimiento independentista. Culpaba al PSOE de la maniobra, considerando que responde al interés electoral inmediato. Su visión era que el PSC es un partido que engaña al catalanismo, pues queda siempre de muy moderado y muy nacionalista, pero al final siempre hace lo que dice Madrid.
Pocos días después, Ciudadanos presentó la moción de censura en el Parlament con la intención de poner en evidencia al PSC. Sin embargo, vista la jugada desde el soberanismo, Ciudadanos regaló sin necesidad al PSC una oportunidad más de mantener su prestigio entre el nacionalismo catalán con su calculada abstención. Ello, unido a las palabras de Sánchez sobre el mantenimiento de la legalidad (idea que no repitió en su paso por Barcelona de la semana pasada), permitirá mantener el doble juego del PSC-PSOE, que tal vez vuelva a ganar las generales en Cataluña (en Abril se quedó a menos de 1,5% de ERC, que ahora sufrirá sangría por la entrada de las CUP).
La de PSC-PSOE con Cataluña es, en suma, una relación problemática que determina en buena medida la política española. Fruto de ella, el nacionalismo ha gozado de gran tolerancia. Pero también fruto de ella, el nacionalismo nunca ha llegado al alcanzar sus objetivos del todo. En momentos drásticos como el del procés, el doble engaño saltó por los aires en beneficio de Cs y ERC. A medida que todo se apacigüe, la posición centrada del PSC puede tener muchos más frutos. En todo caso, sepan los lectores de fuera de Cataluña que los nacionalistas catalanes también padecen con el PSC, verdad poco conocida allende el Ebro.
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