Opinión

En Navarra, un supuesto torturado vale más que una víctima del terrorismo

La llamada «Comisión de reconocimiento y reparación de víctimas por actos de motivación política» del Gobierno navarro que preside la socialista María Chivite es sencillamente delirante y supone todo un agravio a las víctimas del terrorismo. La razón es muy sencilla de entender: quienes declaren haber sufrido «torturas» por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, fundamentalmente durante la lucha antiterrorista, no tendrán que presentar prueba documental alguna, pues bastará para ser reconocidos como «víctima» una entrevista y un informe elaborado por forenses y psicólogos. Después, una comisión de perfil político, sin que medie sentencia judicial, estima o deniega la petición, de modo que eso puede convertirse en un coladero, pues no en vano Chivite es presidenta de Navarra con el visto bueno de los proetarras de Bildu.

Sin embargo, la Ley de Reconocimiento y Protección Integral a las Víctimas del Terrorismo establece (artículo 3 bis) que, para el reconocimiento de las ayudas y prestaciones, los interesados deberán tener reconocido «en virtud de sentencia firme» el «derecho a ser indemnizados». Si no existe tal sentencia, deberán haberse «llevado a cabo las oportunas diligencias judiciales o incoado los procesos penales para el enjuiciamiento de los delitos». La «condición de víctima» tendrá que acreditarse ante la Administración General del Estado con «un medio de prueba». O sea, las víctimas de las supuestas torturas -que recibirían una asignación económica-, lo serán sin que medie sentencia alguna, pero a las víctimas del terror etarra se les exige sentencia firme para ser indemnizadas.

El doble rasero entre un caso y otro es una aberración que otorga a las víctimas de supuestas torturas un plus de credibilidad que se le niega a las víctimas del terrorismo. Es el mundo al revés, una ignominia en forma de ley del embudo: a la palabra de un etarra supuestamente torturado se le concede el valor probatorio que se le niega a las víctimas de ETA.