Una navaja barbera para el chimpancé

Una navaja barbera para el chimpancé
Una navaja barbera para el chimpancé

¿Se imaginan lo que sería este primate armado con una navaja de las que utilizaban nuestros barberos antiguos? ¿Qué no haría este homínido con el puñal en sus manos? Pues eso: oficializar la presencia de los filoterroristas (algunos condenados directamente por terrorismo) y furiosos independentistas barreneros de España, es exactamente lo dicho; ofrecer a estos sujetos enemigos de nuestro orden constitucional, la posibilidad de embridar información de primera mano sobre los grandes secretos de Estado. Incluso difundirla.

Los grandes y también los más pequeños que forman habitualmente la actividad habitual de nuestros espías, o sea, del Centro Nacional de Inteligencia. Queda más fino, más delicado, llamarles “agentes” pero son lo que han sido siempre, espías que cuidan -o deberían cuidar- de nuestra Seguridad interior y exterior, que a veces se confunden o entrecruzan las dos. Ahora mismo, la promesa que, ya se sabe, ha formulado Bolaños a la Generalidad  es nada más y nada menos que un informe nítido, amplísimo, de todo lo que hace el CNI, y no sólo el CNI, porque los independentistas ya están impartiendo la especie de que también las clásicas cloacas, Policía y Guardia Civil, se han puesto las botas fisgando en los teléfonos de personajes tan abyectos como Puigdemont, Madí, Vendrell o demás ralea.

Lo dicho: una navaja para consumo de algunos que ya han sido declarados delincuentes o prófugos de la Justicia. Ahora, Batet, la fiel acólita del sátrapa Sánchez ha completado el compromiso de Bolaños, el recadero del aún presidente, después de violentar la ley, cambiarla con una cacicada brutal anterior porque sus diputados propios y asociados no le daban: hacían falta doscientas diez firmas, y Batet llamando incluso a rebato a sus conmilitones de la peor especie, no sumaba esta cantidad. Pero, claro, hete aquí que si algo han aprendido estos desaprensivos de personajes de nuestra historia como Romanones, es que hecha la ley, hecha la trampa, o todavía más: “Dame el Reglamento y tú te quedas con la Ley”. Algo que llevado a la práctica actual y, tal como ya se ha dicho, significa que la presidente del Congreso, la dócil esclava de Sánchez, encargó a sus leales una reforma a  toda prisa para que se pueda convocar la Comisión de Secretos Oficiales del Congreso y allí, en ese foro formado a la remanguillé,  la jefa de nuestros espías en el CNI, militante socialista, puede ponerse bonita y expansiva ante filoterroristas y segregacionistas por lo que estos saldrán de la sala sabiendo todo lo que el Estado hace con orden o sin orden judicial previa.

¿Cómo -se preguntaba el cronista- puede el Estado abrirse en canal ante unos sujetos que pretenden destruir al mismo Estado? En una ocasión, un dirigente muy conspicuo de los Servicios de información me decía ya apartado de su responsabilidad: “Somos más predecibles y más inocentes de lo que creéis, pero no tengáis duda: cuando hay que hacer algo, se hace, no solemos pedir permiso a la madre superiora”. Aún divagan por ahí supuestos analistas que afirman, medio ingenuos, medio idiotas, que nuestros agentes de Información miden escrupulosamente sus actuaciones, que no hacen nada sin que se lo autorice la Justicia. Pues vamos bien si es así: o sea, que nuestros espías son sólo detectives para perseguir a maridos (o mujeres, que de todo hay, de verdad) infieles. A otro perro con ese hueso. A nuestros profesionales del CNI o de cualquier otro Servicio lo que hay que reprocharles es que no se enteren de nada, o por ser bondadosos, de realmente muy poco. ¿O es que supieron algo de lo que preparaba la Yihad islámica en los atentados monstruosos de Madrid? ¿O es que ni siquiera supieron dónde almacenaban los seguidores de Puigdemont y su cuadrilla las urnas de China fabricadas, con nuestro dinero encima, para el referéndum chapucero de Cataluña?

Ahora, para conseguir la sublime y torticera obsesión de Sánchez Castejón de seguir en el machito de La Moncloa, el Gobierno social-leninista  está dispuesto a desnudarse ante su infecto público de socios sin el menor recato. Si hay que volcar la culpa del espionaje al CNI se echa y en paz, ¿o es que creen que el CNI se va a llamar a espanto y va a contestar que únicamente hace lo que le mandan? El PSOE tiene una larga y extensa bibliografía presentada sobre cómo espiar a lo suyos y a los demás. En su tiempo se hizo famosa aquella declaración del ministro del Interior, José Barrionuevo, cuando, pillado con el carrito de los helados fisgando a Alianza Popular, despachó el asunto con un recio: “La obligación de un Gobierno es enterarse de todo”. Recuérdese también la ocupación del vicepresidente Narcís Serra, cotilleando del Rey abajo todos.

Nos disponemos pues a asistir a  la enésima humillación a España de los secesionistas y su cuadrilla. Todo por cuenta del Gobierno. Quien crea que los violadores catalanes del orden, por un lado, y Otegi por otro, van a quebrar el estado de bienestar que les depara su complicidad con el sanchismo es que no sabe de qué va;  Bolaños se fue a Barcelona, tomó asiento en una mesa un poco más pequeña que las de Putin, y ofreció a su interlocutora, como un viajante antiguo, baratijas de toda índole, desde luego mucho dinero que, ya lo verán, se harán notar en esos Presupuestos que prepara el Gobierno y que, contra todas las luces de la razón, ya se ha anticipado que serán literalmente “expansivos”.

Eso y además, repetidas reuniones de negociación para enmerdar aún más el denominado “conflicto catalán”. Estos individuos de la Generalidad y alrededores si no han inventado los pinchazos telefónicos, poco les faltó en su tiempo. En una ocasión, Pujol, presidente a la sazón omnipotente de la Generalidad, nos confesó al Grupo Crónica: “Aquí nos enteramos de todo”. Se ocupaba del asunto Artur Mas que, a su vez, utilizaba para las misiones especiales a Madí, uno de los que ahora se dicen espiados. Él fue protagonista de aquella argucia que facilitó todo el censo electoral a los organizadores de la consulta del octubre fatal. Bien sabe de lo que habla. Sus sucesores en la Comisión de Secretos Oficiales serán esos tipos peligrosos a los que Sánchez les ha regalado una navaja de barbero. La maneja con habilidad antigua Otegi.

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