Opinión

Moncloa trata de sacar a Begoña Gómez del jardín en el que la metió su abogado

En un escrito enviado al juez Peinado por el abogado de Begoña Gómez, el ex ministro socialista Antonio Camacho, se señalaba textualmente lo que sigue: «El Sr. Barrabés mencionó que en otra ocasión en la que acudió al Palacio de la Moncloa -que no se debe olvidar que es el domicilio actual y el lugar de trabajo de mi representada y de su cónyuge-, coincidió un momento con el cónyuge de mi representada y que la conversación fue muy breve porque el cónyuge de mi defendida recibió una llamada de teléfono».

O sea, que Antonio Camacho deja meridianamente claro que el palacio de la Moncloa es «el lugar de trabajo» de la esposa del presidente del Gobierno, imputada por los presuntos delitos de tráfico de influencias y corrupción en los negocios y a un paso de estarlo por apropiación indebida.

La cuestión no es baladí, hasta el punto de que el PP preguntó por ello al Gobierno. Sin embargo, el Ejecutivo, consciente de la metedura de pata, ha tratado de enmendar al abogado de Begoña Gómez, al señalar en su respuesta que «las acciones de asistencia política y técnica se circunscriben a la actividad del Presidente del Gobierno», indicando, por tanto, que no se pueden extender a la mujer del inquilino de la Moncloa.

Y es que el escrito de Antonio Camacho entraba en flagrante contradicción  con el artículo del Real Decreto que define el Gabinete de la Presidencia del Gobierno «como órgano de asistencia política y técnica del Presidente del Gobierno». En ningún momento aparece aquí la figura de la esposa del jefe del Ejecutivo y menos que la residencia oficial del presidente del Gobierno sea el lugar de trabajo de la misma.

El abogado de Begoña Gómez la ha metido en un jardín (el de la Moncloa) y el Gobierno intenta ahora echarles un cable. Ante un juez han reconocido que la sede presidencial es «su lugar de trabajo», algo que vendría a poner de manifiesto que la mujer del presidente utilizó la Moncloa como catapulta para sus negocios privados. Para una vez que dicen la verdad…