Lobos con piel de cordero

Ernest Urtasun

Como informó hace días este diario, el hombre para los asuntos de Palestina de la vicepresidenta segunda del Gobierno y líder de Sumar, Yolanda Díaz, el actual eurodiputado de Unidas Podemos Manu Pineda, se fotografió en 2012 estrechando la mano de Ismail Haniye, hoy líder de Hamás, la organización terrorista que ha atacado a Israel cometiendo una masacre sin precedentes. La fotografía que publicó OKDIARIO es todo un retrato de la ignominia del secretario de Relaciones Internacionales del PCE y presidente de la Delegación de Relaciones UE-Palestina, conocido por sus relaciones con personas vinculadas a grupos terroristas.

Pero hay más: el número dos de Yolanda Díaz, su mano derecha, el eurodiputado Ernest Urtasun, maniobró hasta el final para evitar el texto aprobado por el Parlamento europeo en el que se condena el ataque terrorista de Hamás contra Israel. Urtasun firmó una propuesta paralela que intentaba convertir esa propuesta de resolución «sobre los infames atentados terroristas de Hamás» en un abierto ataque contra Israel. O, sea pretendía convertir a la víctima en verdugo.

El texto alternativo de la mano derecha de Yolanda Díaz, firmado también por otros parlamentarios podemitas, situaba el foco en el «conflicto palestino-israelí», que «dura ya décadas» y al que se culpa de haber «reforzado a los extremistas», derivando así a Israel la responsabilidad de la violencia. En el texto se dedican más críticas al Estado israelí que al propio Hamás, como que «la prolongada ocupación del territorio palestino, incluida la expansión de asentamientos sin precedentes, la creciente violencia de los colonos, las demoliciones, la confiscación de tierras y los desahucios, haya creado una situación insostenible y múltiples crisis de derechos humanos que deben abordarse urgentemente».

No hay que ser un lince para leer entre líneas y concluir que lo que los socios de Sánchez pretendieron fue justificar el ataque terrorista con el pretexto de que Israel es un Estado opresor. Que es exactamente el argumento que utilizaba ETA para justificar sus asesinatos. Lo suyo, decían, no era terrorismo, sino una «lucha armada contra el opresor Estado español».

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