Opinión

Kiko Homs, el Paquirrín de Convergencia

Helada. Atenazada por el pánico recibo la advertencia de Kiko Homs, quien asegura que su próxima sentencia del 9N “tendrá efectos para España y Cataluña”. Que “será el fin del Estado español”. Después se me pasa rápido cuando recuerdo que Kiko fue el mismo que, en 2014, amenazaba con que Cataluña podría acabar como Ucrania. Fíjense qué paradoja, porque ahora, y si se trata de evocar matanzas como aquella, yo veo a Kiko en medio de la plaza de Kiev. Plantado. Ahí. En pelota. Tapándose con las manos como si CR7 fuera a chutarle un penalti directo a las gónadas. O como si fuera a lincharlo la casta privilegiada del PDeCAT que tanto le odia. ¿Pero cómo iba a asustarnos con profecías el Metternich de Vic con la ergonomía de un botijo de Breda si no da una?

¿Pero cómo iba a ser extranjero Homs llamándose Kiko…? ¡Kiko! ¡Como el nene de la Pantoja! ¡Kiko Homs no puede ser guiri! ¡Pero si Kiko Homs es el Paquirrín de Convergencia!

Contra toda lógica, Homs fue el responsable político de los delirios en materia de relaciones internacionales. El encargado de contratar a Diplomat, Diplocat, y al lobby Indepent Diplomat con ingentes cantidades de dinero público para avalar el discurso independentista y plurinacional. Sin embargo, con él éste se ha asegurado la hilaridad de la comunidad internacional y su mayor ocaso intelectual. El portavoz de la Generación Iletrada de la Generalidad de Cataluña ha sido incapaz de maquillar las “cobras” de Juncker en cada uno de sus viajes fantasmas a Bruselas junto a Romeva y al ya delincuente Mas para compararse con Croacia y Escocia. Ver al presidente de la Comisión Europea recibiéndoles hubiera sido sólo comparable a dar audiencia a La Banda de Algarrobo montada sobre un poni Shetland y unihuevo, cuando lo esperado era estrechar la mano del mismísimo William Wallace llegado desde la Batalla de Stirling sobre un garañón salvaje:

El pobre Kiko Homs, no puede dinamitar ni bravuconear a España, porque como él, todos los convergentes lleva 5 años siendo la deglución de Junqueras y Esquerra. ¿Pero cómo iba a hablar el bolo alimenticio de la izquierda de épica? Tras su entrega a Junqueras y a las Cup, Kiko se ofreció al PP para votar la Mesa del Congreso a cambio de su salvación judicial. Vendiendo los votos de los independentistas en lugar de jugársela por la causa del DUI y la llamada “Realidad Catalana”. Ahora Kiko se sienta en los tribunales cada vez que sale de las reuniones con el PP y el PSOE para pedir ofertas y clemencia subliminal al Gobierno de España. Como ha ocurrido con Mas, Ortega y RIgau, a Homs le caerá una condena que constatará que 2 años para un chantajista, un ladrón y un sedicioso es una burla para el Estado de derecho pero que, no obstante, les oficializa como vulgares delincuentes. Aunque sigan engordando gracias a insultar a España.