Opinión

Un julio muy político

Al jefe del Ejecutivo le encanta trabajar en verano. La experiencia le dice que es el momento ideal para maniobrar a su antojo. Mientras el resto de los mortales baja el ritmo, aceptando la clásica idea de que los meses de calor intenso son los ideales para descansar, él se hace el amo y señor por completo del patio del colegio, ya sin alumnos. Recordemos que se tomó hace muy poquito unas minivacaciones, que él llamó período de reflexión, porque se sentía acosado. Estar enamoradísimo hasta las trancas de una mujer con riesgo de terminar entre rejas es lo que tiene.

Con esta misma intención de trabajar más que nadie este mes de julio, aprovechando que la mayoría soñamos ya con cerrar maletas y largarnos a la playa, Francina Armengol, la presidenta de la Cámara, ha decidido que habrá cuatro plenos. En julio no suele haber sesiones de carácter ordinario. Sin embargo, este Gobierno entiende que, puesto que la mayoría relaja sus neuronas y sus ganas de enfrentamiento, es el momento ideal para que Sánchez consiga sus objetivos. Hay que poner en valor una táctica tan sencillita que ningún Gobierno previo vio lícita -quizás- por parecerle, simplemente, amoral.

Se debatirán varias cuestiones. La primera será este próximo jueves, en que se tramitará la proposición de ley pactada por populares y sanchistas para la nueva fórmula de elección de los vocales del CGPJ.  Este mes de julio también se prevé la reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera. Recordemos que el Gobierno se ha abierto a una financiación a la carta para Cataluña. Este agravio para el resto de autonomías pasará mucho más desapercibido en verano, cuando los días se alargan, la sangre se espesa y cuesta centrarse en temas trascendentes. Barcelona, la ciudad más cosmopolita del país, con su estupenda playa, tiene activado el plazo de negociaciones para la elección del presidente de la Generalitat.

Reconozcamos que son unos magníficos temas de debate para las noches veraniegas, desde las azoteas y chiringuitos de playa. Los daiquiris, margaritas, bellinis, tomatotinis, gintonics, mojitos y caipirinhas sabrán mucho mejor hablando de estos temas o de la declaración de la mujer del presidente ante el juez como investigada por presuntos delitos de corrupción y tráfico de influencias. Nada puede sorprendernos ya, puesto que a estas alturas casi todos tenemos asumido que no existe autoridad con juicio y criterio definido, que aquí bailamos todos al son de la bachata de turno y que vamos a seguir así de momento, puesto que ninguno estamos dispuesto a bajar al circo para poner un poco de orden.

En definitiva, ahora que empieza julio y todos empezamos a relajarnos, mostrando síntomas de agotamiento y deseando disfrutar del verano, los listos arrancan motores para reordenar la situación a su conveniencia. Así, cuando retorne el orden en otoño, los cambios serán pasado y ya nadie hablará de ello. Como conversar de política es el nuevo pasatiempo colectivo, las tertulias veraniegas prometen estar muy animadas. Julio tiene una luz muy enérgica y unos atardeceres maravillosos, así que acojámonos a esa inmensa vitalidad y no apaguemos todavía los motores, que esta gente empieza ahora su temporada fuerte. Anímense que ningún asunto político es eterno. Y, además, los columnistas no tenemos vacaciones. Como ven, aún puede ser peor.