«¿Hace una cenita en Valladolid, Álvaro?»

fiscal general
  • Graciano Palomo
  • Periodista y escritor con más de 40 años de experiencia. Especializado en la Transición y el centro derecha español. Fui jefe de Información Política en la agencia EFE. Escribo sobre política nacional

«Famiglia que cena unida, permanece unida». Da igual seas un presunto delincuente o un fiscal general sin mérito alguno y contra derecho. Lo importante es que milites en la secta socialista y que coadyuves a mantener el poder.

Bastó que el magistrado del Tribunal Supremo, Ángel Hurtado, tan injustamente vituperado por la Opinión Sincronizada que ahora están en shock tras conocerse que Cerdán es un presunto mangante, haya abierto la puerta a sentar en el banquillo por causa penal al fiscal general del sanchismo para que la ministra de no sé qué, la vallisoletana Ana Redondo (cuota Óscar Puente) se dirigiera a él cual solícita mamá a consolar durante un acto oficial a Álvaro García, el gallego que todavía viste toga.

¿Este proceder  puede ser normal en un país democrático por parte de un miembro (a) del Gobierno? No. Mucho menos a la vista de todos, dando escaso ejemplo de respeto al Poder Judicial y a la independencia de los jueces.

La señora Redondo lo dejó claro. El Fiscal General del Estado, cargo que ocupa contra el proceder de la inmensa mayoría de sus colegas, es visto por los ministros socialistas más como un conmilitón que como FGE. Redondo ha dicho que es amigo desde hace muchos años, pero se lo olvidó añadir que también de militancia, aunque no lleve en su cartera el carnet del PSOE. Tampoco hace falta.

La verdad es que esa «cenita en Valladolid» prometida por la ministra sería una pena que no se llevara a cabo. Podría dar mucho de sí. Aunque lo esencial es que el señor García podría sustituir a Cerdán al frente de la Secretaria de Organización. ¿Cuál es la principal condición que se exige? Ser de la confianza de Sánchez, Álvaro, no te rindas, please.

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